ENTRE la Junta y Sevilla se ha establecido una relación de amor y de odio, que ahora será sometida a una nueva prueba. Con el cambio en la Junta, todo lo que parecía sólido se puede discutir, y al revés también. Pues la Junta se asociaba, indisolublemente, al PSOE. Mientras que Sevilla nunca se ha entendido a estos efectos como su gobierno municipal, que ha rotado entre PSOE, PA y PP a lo largo de los años. Por el contrario, Sevilla es mucho más; es también su sociedad civil, sus fuerzas vivas, sus grupitos de presión, incluso esos que no se ven pero se sienten en el ambiente. Así que ahora vamos a ver lo que pasa.

La relación de la Junta con Sevilla también tenía una percepción desde fuera. En las otras siete provincias andaluzas todavía consideran que la Junta ha sido un chollo para Sevilla. Esa administración, en la que hay tropecientos altos cargos y no se sabe cuántos viven del cuento, se ubica básicamente en Sevilla, aunque tenga delegaciones provinciales. Durante muchos años, ha mantenido negocios que hubieran sido inviables sin la Junta. Y cuando las tarjetas se utilizaban con alegría, antes del VAR de los Eres, todavía fue mejor, incluso para el Don Ángelo. Aquellos tiempos pasaron a la historia del marisco.

Por culpa de la Junta,  Sevilla fue la envidia de otras provincias. La oposición picaba el anzuelo. Recuerden aquellos tiempos, cuando el PP pedía que la Consejería de Turismo se trasladara a Málaga. Sin embargo, los malagueños ya no piden la Consejería de Turismo, que se la ha quedado Juan Marín para Ciudadanos, sino que han colocado a Juanma Moreno como presidente de la Junta, y al líder del PP malagueño y presidente de la Diputación, Elías Bendodo, como hombre fuerte . En vez de llevar una Consejería a Málaga han enviado al PP de Málaga a presidir la Junta.

Fuera se visualizaba una Junta sevillanizada con Susana Díaz, pero dentro no. Como se suele decir, en la casa del herrero había cuchillo de palo. La Ciudad de la Justicia fue construida en Málaga, en Almería y en Córdoba, pero en Sevilla no. Cuenta con unos Juzgados arcaicos, aunque de los más fotogénicos de España, por donde han pasado todos los del juicio de los Eres y los prendas de La Manada, a continuación, como si entraran en el mismo paquete. Los Juzgados parecen en los telediarios más que la Torre del Oro engalanada para los premios Goya. Y aquí no hay Ciudad de la Justicia, ni se sabe dónde ponerla. Quizá en el Prado, por ejemplo.

En el Metro y otras infraestructuras, Sevilla se ha sentido maltratada por la Junta. ¿Qué cambiará a partir de ahora?

José Joaquín León