ESTOY siguiendo con cierta sorpresa, no exenta de perplejidad, la polémica suscitada por los horarios e itinerarios de la próxima Semana Santa. No sólo el Martes Santo, también la Madrugada, o incluso el Domingo de Ramos. El problema principal es filosófico. Hasta 2017 se entendía que las cofradías gozaban de cierta autonomía (coordinada y limitada por el Consejo) para disponer sus horarios e itinerarios. Se consideraba un derecho, que se respetaba salvo excepciones. Sin embargo, a partir de los incidentes en la Madrugada de ese año (sumados a los antecedentes), hubo un cambio de rumbo. Y a partir del atentado ocurrido ese verano en las Ramblas de Barcelona (que no tiene nada que ver, por supuesto, con la Semana Santa) se extremaron las medidas de seguridad en eventos públicos, con una consecuencia innegociable: ahora ordena y manda el Cecop.

De modo que si el Cecop dice no es no, y si dice es sí. De modo que los baculazos, ya no los da el vicario, ni siquiera el arzobispo Asenjo, que tiene otras preocupaciones y no entra en los detalles de la Puerta de Jerez y la plaza del Triunfo. El Martes Santo de este año se recorre al derecho (y no se vuelve a hacer al revés) porque lo dice el Cecop, el organismo que ha dado el baculazo. Ciertamente, siguiendo las directrices del Consejo, sobre las que ya advirtió Paco Vélez antes de ser elegido. En este país estamos acostumbrados a incumplir las promesas y a decir mentiras. Pero el actual presidente lo anunció en la campaña. Se sabía que una vez asumido el cargo, contaba con el aval del Arzobispado (sin entrar en detalles) y del propio Cecop.

Cuando el Consejo elaboró su plan, las cofradías del Martes Santo replicaron con un estudio y dijeron que no era posible. Sin embargo, el Cecop también lo estudió y estimó que sí es posible. Unas cofradías van a salir más perjudicadas que otras, y habría otras alternativas también al derecho. Sin entrar en esas posibilidades quizá más suaves, estamos ante una decisión que abre una nueva etapa. Pueden venir cambios insospechados. No sólo en el Martes Santo. También en la Madrugada y en el resto de la Semana Santa.

Frente al derecho a decidir los horarios e itinerarios de las cofradías, que recibían casi siempre luz verde con el beneplácito del Consejo, hay una nueva realidad. Cuidado, que es un territorio delicado. El Cecop depende de poderes políticos fluctuantes. No hay motivos de riesgo a corto plazo, pero no sabemos lo que puede ocurrir en los próximos años. Se ha creado una Semana Santa demasiado sensible e inflexible, que pasa a ser inestable.

José Joaquín León