ES impopular y molesto reconocerlo, pero la coincidencia de la campaña electoral con la Semana Santa le añade un riesgo innecesario. Se ha enfocado este asunto desde un punto de vista estrictamente político. A Pedro Sánchez le convenía que no coincidieran las elecciones generales con las europeas y municipales de mayo. A los barones socialistas y a los alcaldes como Juan Espadas tampoco les interesaba que el debate del procés y de otros temas nacionales apartara la visión de la problemática local. Sin embargo, a Sevilla, donde la Semana Santa es un acontecimiento que transforma la ciudad, la coincidencia le resulta nefasta. Por mucho que algunos partidos, como el PP, digan que no harán campaña esos días, es una realidad que está ahí.

Y no creo que el principal inconveniente sea la presencia de candidatos. Pedro Sánchez ya ha avisado de que empezará su campaña electoral el Viernes de Dolores en Dos Hermanas, cerca de Bellavista, la cuna del felipismo, y donde sale ese día una cofradía de vísperas. Al acto en territorio nazareno (más nazareno que nunca) acudirá Susana Díaz, para que no se diga. A Susana la he visto yo otros años, el Viernes de Dolores, de besamanos capillitas, a título particular. Pero este año el besamanos ya veremos con quien le toca. A ella, en otros tiempos, le hubieran organizado un besapiés civil. Antes se decía: “A sus pies, señora”. Pero en estos tiempos de recio feminismo cualquier gentileza se percibe como una ofensa micromachista.

La coincidencia es funesta. Además, como defienden lo laico, Unidas Podemos no tiene por qué suspender su campaña. Pero lo más preocupante no es que los políticos y políticas paseen por Sevilla y por Málaga, ya que son capillitas. Lo peor es que la campaña afectará a la seguridad ciudadana, habrá medidas extremas, habrá subidas de alertas, habrá subidas de tensión, habrá unas previsiones de protocolo antiterrorista, de manual, que van a coincidir con las propias de la Semana Santa.

Mientras hablamos de la venta de alcohol y las botellas de plástico, mientras discutimos si pasan por esta calle o por la otra, si al derecho o al revés, si hay alguna permuta o rompen la concordia, está el Cecop. En la Semana Santa manda el Cecop, que intenta disimular, por darle una apariencia de normalidad.

Pensemos en la Madrugada. No se puede repetir lo de otros años. Sería un escándalo de grandes dimensiones, apenas una semana antes de votar. Si Pedro Sánchez fuera sevillano hubiera buscado otra fecha. Contentos van a estar Susana y Juan el día del besamanos nazareno.

José Joaquín León