LA gente cree que Juan Espadas consigue todos los eventos habidos y por haber, pero es falso. No se cieguen por las galas de MTV y de Michelín. Se le escapan acontecimientos que pondrían a Sevilla en los mapas de los que no se orientan por GPS. El último que se le ha ido vivo es la Copa Davis. Como todo el mundo sabe, ha sido reinventada por Gerard Piqué, en su faceta de empresario. Se le ocurrió que la jugaran de una vez en jornadas intensivas, durante una semana, incluso de madrugada. Para demostrar que es un catalán posibilista facilitó que la Copa Davis del nuevo formato se disputara en Madrid. La ha ganado casi solito Rafa Nadal, que se impuso en todos los partidos individuales, y se fajó en los dobles.

Esta competición de la nueva Copa Davis ha tenido una irregular presencia de público en la Caja Mágica madrileña. Es altamente probable que en Sevilla hubiera sido un éxito mucho mayor. Además, le hubiera dado a Juan Espadas la oportunidad de su vida: reutilizar las cubiertas de chatarra que heredó de Juan Ignacio Zoido. O bien encargar una nueva, como hicieron los dos alcaldes que le precedieron en el alto despacho de la Plaza Nueva.

En Sevilla un alcalde no está completo hasta que consigue una final de la Copa Davis con su cubierta para la chatarra.

En 2004, cuando Alfredo Sánchez Monteseirín era alcalde, en aquel gobierno que llamaban socialcomunista (una coalición de PSOE e IU, como la de Pedro y Pablo, todo está inventado), consiguieron la final de la Copa Davis para Sevilla. Como herencia de aquel acontecimiento, quedó una cubierta, que acabó de modo misterioso en una chatarrería de Palmete, a donde llegó como en una novela negra.

En 2011, cuando Juan Ignacio Zoido era alcalde, con sus 20 concejales de la mayoría absolutísima del PP (eran otros tiempos del centro derecha) consiguieron la final de la Copa Davis para Sevilla. Como herencia de aquel acontecimiento, quedó una cubierta, que no iba a ser tan cara como la anterior, y dijeron que sería reutilizada en el Parque de los Príncipes, en donde nunca la vieron.

En 2015, cuando Juan Espadas era alcalde, con el voto de los podemitas de Participa e IU (pero sin formar una coalición socialcomunista), no consiguió otra final de la Copa Davis. Ahora, en 2019, tampoco. Por el contrario, recibió como herencia, además de una deuda reducida, una preciosa cubierta en penoso estado. El alcalde se ha gastado un dinerillo en almacenarla y ha intentado subastarla sin éxito.

Ha perdido una gran oportunidad, por no conseguir otra final de la Copa Davis.

José Joaquín León