EL alcalde de Sevilla, Juan Espadas, debe administrar con habilidad y sabiduría lo que se le viene encima. Inés Arrimadas ha fijado el foco en los barones socialistas, pero Juan Espadas tampoco estará cómodo tras el pacto de Gobierno entre el PSOE, que es su partido, y Unidas Podemos. Y menos aún tras las concesiones a los independentistas de Cataluña que van a venir. En el catálogo de medidas que han presentado Pedro Sánchez y Pablo Iglesias queda claro que han apostado rotundamente por el populismo. Para un alcalde que hasta ahora ha sido moderado y centrista, políticamente hablando, y que tiene fijada su fecha de caducidad municipal en 2023, se avecinan tiempos difíciles.

Es cierto que Espadas ha pactado el presupuesto municipal de 2020 con el grupo de Adelante Sevilla (que es la versión local de Unidas Podemos). Sin embargo, se debe admitir que este grupo podemita sevillano es menos radical que sus colegas de otras ciudades, y que están más en la línea ortodoxa y clásica de los antiguos comunistas, más previsibles que el podemismo populista de la sagrada familia.

Sin embargo, le repercutirán medidas como el control del alquiler de los pisos. Sobre este asunto y sobre la ciudad que se hace turística ya hemos entrado en la polémica. La pretensión del pacto es que los ayuntamientos intervengan para regular el mercado. Eso tropieza con dificultades. Más aún en el caso de Sevilla, donde el casco antiguo es extenso y la zona turística se ha prolongado a Triana.

Un aspecto muy preocupante del programa de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es la escasa importancia que le han dado a las obras públicas, a las infraestructuras, y a la modernización del país, después de unos años de crisis y ralentización. Se ha puesto énfasis en lo políticamente correcto, como las medidas para frenar el cambio climático, y bastante menos en proyectos que son imprescindibles.

Las medidas sociales populistas que el nuevo Gobierno pondrá en marcha obligarán a recaudar más, pero también a reducir inversiones. El Ministerio de Fomento estará gestionado por el PSOE, por lo que el alcalde no se podrá escudar en la confrontación contra el PP, como sucedía cuando llegó a la Alcaldía en 2015.

La carrera política de Juan Espadas se ha construido sobre la base de la moderación. El disfraz de Frankenstein no le sentaría nada bien, aunque se haya puesto de moda en su partido. Debe seguir siendo fiel a sus principios. Y eso le obligará a estar atento, e incluso a ser crítico, si quiere defender a Sevilla antes que al PSOE.

José Joaquín León