CUANDO se habla de los horrores de Sevilla (esos proyectos de infinita duración), pensamos en el edificio de la Gavidia y el antiguo mercado de la Puerta de la Carne. Pero también hay otro horror en Los Remedios. El edificio de Tabacalera, propiedad de Altadis, cerró sus puertas el 28 de diciembre de 2007. Como si le pesara la inocentada, desde entonces se ha hablado mucho y no se ha visto nada. Tres alcaldes han buscado una solución, sin éxito hasta el momento. En julio del año pasado, Juan Espadas anunció que el proyecto estaba desbloqueado tras un acuerdo con Altadis. Sin embargo, no pasa a la fase de realidad.

Monteseirín y Zoido tuvieron cuatro años cada uno y sus propuestas fueron tumbadas. La recalificación de Monteseirín se la cargó IU, por considerarla especulativa. Zoido, a poco de terminar su mandato, alcanzó un acuerdo con Altadis, pero ese proyecto fue derogado por Espadas, cuando lo sustituyó, por considerarlo especulativo y que restaba zonas verdes.

Juan Espadas ya ha dispuesto de cuatro años y pico, pero sigue sin saberse con exactitud qué pasa allí. En julio del año pasado, el alcalde afirmó que había alcanzado un acuerdo con Altadis. Poco después, en el pleno, Susana Serrano, portavoz podemita de Adelante Sevilla, se mostró en contra de “un proyecto especulativo”, que es lo que dice la izquierda o la extrema izquierda cuando se alcanza un acuerdo.

Resulta que el complejo de la antigua Tabacalera tiene un componente no altruista, sino de negocio, ya que la empresa propietaria quiere derribar edificios en la zona sur, donde está permitido, para rentabilizarlo. Por ello, plantearon la construcción de un hotel (poco original, ya se sabe, pero el lugar es agradable) y un espacio comercial. El alcalde se opone a un centro comercial, según dijo. Aunque también dijo que no se iba a presentar a la reelección en 2023 y ya no lo dice.

Allí sólo funciona la capilla de las Cigarreras, gracias a Dios. En los edificios que reutilizaría el Ayuntamiento se ha hablado de ubicar equipamientos culturales (como en todos los edificios sin uso) y también del proyecto de la Singularity University del Silicon Valley en Sevilla, que promueve el colegio San Francisco de Paula. Se habló hasta de instalar la sede del distrito. Se habló por hablar, como pasa en los plenos y en las ruedas de prensa. Después llega la realidad, que es cuando los obreros se ganan el salario mínimo (o el salario máximo) trabajando. Y eso es lo más difícil: trabajar, que se ha visto como un castigo desde el paraíso de Adán y Eva, y que en Sevilla es como un milagro.

José Joaquín León