EN los últimos años, Sevilla ha apostado decididamente por el turismo. En los últimos meses (hasta que apareció la crisis del coronavirus, con sus duras medidas sanitarias y económicas), no se hablaba de otra cosa. Eso lo sabe todo el mundo, y no hace falta detallarlo. Aunque se debe recordar que no incluía sólo a grandes empresas con múltiples proyectos hoteleros, sino también a pequeñas empresas, autónomos que invertían en la hostelería y particulares que alquilaban sus pisos como turísticos para aprovechar el chollo. Todo eso se ha venido abajo. Y, de rebote, perjudicará al consumo en la ciudad, por lo que repercutirá en los comercios, y en los alquileres de locales, y en… Es una cadena que se prolonga hasta lo infinito.

El delegado municipal de Turismo, Antonio Muñoz, ya ha comentado en varias ocasiones la intención de emprender una campaña de imagen que contribuya a recuperar la marca Sevilla. En estos momentos, me parece muy bien intencionado, pero carente de realismo práctico. Se le debe reconocer al Ayuntamiento su preocupación por los sevillanos, con las medidas que anunció Juan Espadas respecto al pago del IBI y otros impuestos y tasas. Retrasar los cobros permitiría un alivio.

Sin embargo, salir de esta crisis es cuestión de tiempo. Y será de mucho más tiempo con las medidas erróneas que está adoptando el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que van a arruinar del todo al país. Cada dos o tres días las cambian para empeorarlas. Con una rara unanimidad, van a indignar a las empresas, a los autónomos y a los trabajadores. Esto es como el chiste que comentaba Lorenzo Amor, presidente de ATA, en una entrevista en El Mundo: “Mi jefe no ingresa un duro, no tiene para pagarme, pero no puede despedirme, por lo que no puedo cobrar el paro. Genial. Sois unos lumbreras”.

En las condiciones previsibles, el turismo de Sevilla necesitará más de un año para levantar cabeza. El año 2021(aunque ya no habrá confinamiento, aunque pudiera existir una vacuna y un tratamiento fiable) no se podrá encarar con las perspectivas de 2019. Y no sólo por el miedo a viajar sin plenísimas garantías de salud y movilidad, sino por la deriva económica.

Sevilla y los sevillanos no van a necesitar una campaña de promoción turística, como ofrece el Ayuntamiento, sino más dinero y menos ruina. Por eso, importa mucho no equivocarse con las medidas económicas del Gobierno y no dejar destrozadas a las empresas, porque entonces se hundirá aún más el empleo. El turismo sólo progresa en los tiempos de bonanza.

José Joaquín León