LOS hermanos mayores acudieron a su asamblea al aire libre en el Alcázar, y se acabó el problema de las sillas y palcos. Para el Consejo no era tan sencillo como parece a simple vista. Primero, porque los propios hermanos mayores habían recortado las competencias de la Junta Superior, tiempo ha, para que decisiones como esta sean adoptadas por la asamblea de las hermandades. Y después, porque el derecho de reunión también fue recortado por el mando único, con imposibilidad de reunirse, hasta que el Ayuntamiento cedió el patio de la Montería del Alcázar. La postura municipal ha sido encomiable, tanto por parte del alcalde, Juan Espadas, como del delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera. Como diría Nadia Calviño, ellos han contribuido a la solución, en vez de aumentar el problema. Y no han actuado con populismo, ni le siguieron el rollo a la asociación de progresistas de consumo.

En este asunto ha salido un poco tocado el concepto esencial de las estaciones de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. ¿Es un espectáculo o no lo es? Se ha intentado salvar, pidiendo a los abonados pudientes (a los que no han quedado totalmente arruinados por el coronavirus) que tengan un detalle de caridad con las hermandades, si así lo consideran. Un cofrade ilustre me dijo, en otra ocasión, que la Campana se estaba convirtiendo en un sambódromo sacro, con  predisposición al espectáculo puro. Pero si bien lo espectacular, lo folklórico y lo pintoresco pueden ser unos elementos vistosos de las estaciones de penitencia (más a los ojos de un japonés que de un cofrade sevillano), no debería ser la idea que predomine. El culto público forma parte de las finalidades básicas de las hermandades, junto al culto interno, la caridad y la formación de sus hermanos.

Paco Vélez ha sufrido mucho con este asunto, aunque al final le ha salido bien la cuadratura del círculo. Devolverán su dinero a todos los abonados que lo reclamen, sin perder sus derechos. Pero han paliado el daño colateral de arruinar a las hermandades, sobre todo a las modestas, que dependen de las subvenciones. Entre los damnificados están también las bandas de música, floristas, cereros y artesanos, que han procurado acuerdos para salvar algunos muebles. Ha sido una Semana Santa triste, lamentable para todos.

Quedan por resolver asuntos como el del IVA y restaurar la confianza. Si reducimos la Semana Santa a un espectáculo de Ticketmaster, como el teatro o la danza, vamos por mal camino. Su esencia es mostrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Para eso salen las cofradías.

José Joaquín León