LAS mascarillas han llegado para quedarse. Algo así dijo el doctor Simón, cuando ya las vendían en todas las farmacias y en muchos supermercados. Es decir, cuando llegaron las mascarillas al público, que fue cuando ya iban las cuentas por más de 15.000 muertos. Según algunos expertos, es posible que hubieran evitado cientos o decenas de muertos, e infinidad de contagios, en caso de haber tenido más y mejores elementos de protección desde el principio. Es decir, a finales de febrero y comienzos de marzo, cuando incluso las exportaban desde España, y se compraban en Amazon, hasta que se acabaron. Pero ahora es diferente y en Sevilla lo deben aprovechar.

Las mascarillas han llegado para quedarse. Esto ya lo he escrito al principio, pero en algunas calles se nota poco. Se nota donde es obligatoria para entrar. Y, si se fijan, quienes menos mascarillas llevan son las personas con edades comprendidas entre 25 y 45 años. También es curioso que no las llevan muchas parejitas, quizá por motivos estéticos para ligar.

Deberían crear el Simof de la mascarilla sevillana. Es un elemento que se puede adaptar a la moda y así lo han entendido grandes firmas. Las multinacionales del lujo las han incorporado. Te puedes gastar 80 euros en una mascarilla de Louis Vuitton, para lucirla a juego con el bolso. Pronto las venderán falsificadas en la calle Tetuán. También las hay en comercios de moda joven, y en las tiendas fashion de los chinos, que son especialistas en mascarillas. Hasta en las playas abarrotadas se deben usar, por lo que las pueden adquirir a juego con el biquini o el bañador. A modo de tres piezas; o de dos, depende.

No me olvido de las mascarillas de los clubes de fútbol. El Sevilla, el Betis, el Real Madrid, el Barcelona y otros las incluyen en su merchandising. El Ayuntamiento tiene las suyas propias. A Juan Carlos Cabrera lo vi con una de su área de Gobernación. Ni qué decir tiene que las hermandades disponen de un nuevo campo abierto, a juego con las pulseritas.

El Simof de las mascarillas hay que organizarlo para la próxima Feria de 2021, en la que ya veréis cómo bailan sevillanas con mascarillas; y si no hay vacuna nos vamos. Igual que se creó una industria propia, deberían ampliarla. Trajes de flamenca, lo que se dice trajes de flamenca, no están vendiendo apenas. Ni túnicas de nazareno tampoco. Malos tiempos para la artesanía local, aunque le han reducido el IVA a Paquili y los bordadores. También ellos podrían bordar mascarillas tipo palio.

Aunque las más recomendables son las quirúrgicas, que admitirían lunares.

José Joaquín León