LA diferencia entre China y España para controlar la pandemia es que los chinos son más disciplinados. Están acostumbrados a que los pongan firmes, mientras que los españoles van a su aire. Esto se decía antes de que decretaran medidas como el uso obligatorio de las mascarillas. Y puede que tengan un fondo de razón, pero depende de las aplicaciones. No las del teléfono móvil, sino de los decretos. Cuando se obliga a cumplir, por el sencillo método de “esto es lo que hay”, se cumple. Por ello, es esencial la actitud de las autoridades y de las fuerzas del orden a su mando. No es lo mismo cuando se aplica en plan pasota que cuando van en serio. En Sevilla, el alcalde, Juan Espadas, y el teniente de alcalde de Gobernación, Juan Carlos Cabrera, se lo han tomado en serio.

La actitud de la gente no es idéntica en ninguna ciudad, pero hay tendencias. Veamos el caso de Cataluña y de Barcelona, en particular. ¿Qué está pasando allí? Que muchos no aceptan las normas, y las autoridades están desbordadas. ¿Saben por qué? Porque Quim Torra viene de la escuela de Puigdemont, que pidió a los catalanes que no respetaran las leyes, que practicaran la desobediencia civil, que no hicieran caso a los policías, ni a los mossos, quienes a su vez no pueden dar un palo ni aunque los apedreen. Con esa educación cívica te salen muchachitos de la CUP, y si le dicen a la gente que se quede en casa, media Barcelona se va a la Costa Brava. Es una anarquía creada desde el poder.

Sevilla es diferente. En el extremo más incumplidor estaría el niñato y la niñata que se han curtido en las botellonas de principios del milenio. Algunos tienen experiencia en la canimanía. Pero Cabrera sabe con qué bueyes aramos, y si se lo toma en serio, al final van a llevar mascarillas hasta las estatuas de Velázquez y Murillo, por dar ejemplo. El pasado fin de semana la Policía Local cursó más de 1.500 denuncias por beber en la vía pública y más de 200 sanciones por no usar las mascarillas. A eso se añade la bronca del martes por la fiesta nocturna en Madre de Dios, con seis policías lesionados y seis detenidos.

El alcalde Espadas ha expresado su afán por colaborar con la Junta en el control del ocio nocturno y ha pedido que exista mejor comunicación. En esta pandemia necesitamos la buena voluntad de todos. Es preferible el talante de Sevilla que el de Barcelona, tanto en las autoridades como en los ciudadanos. Al final, como se recuerda en los evangelios, se recoge la cosecha según lo que siembras, y según la cizaña. Es preferible tomarlo en serio, que en Sevilla no es lo mismo que aburrido.

José Joaquín León