A la gente le ha dado por la poesía, aunque son malos tiempos para la lírica (como los de Brecht), y así tratan a los políticos como si fueran versos sueltos o versos libres, que también se dice. Se dijo, pongamos por caso, de Cayetana Álvarez de Toledo, sin quedar claro lo que era, ya que no es lo mismo. El verso suelto no tiene rima, pero forma parte de un esquema regular y se intercala con versos rimados, que en su caso sería el grupo parlamentario del PP, de por sí no tan poético. Mientras que el verso libre no tiene rima, ni tampoco una métrica regular, por lo que funciona como si fuera Adelante Andalucía, cada cual según. También existe el verso blanco, que tiene una métrica regular, pero ninguno de sus versos rima. Es lo que le está pasando a Vox.

Ahora se vuelve a decir que Francisco Serrano era un verso suelto, o un verso libre, o más apropiadamente, un verso blanco de la política. Ni Cayetana tiene pinta de endecasílaba, ni Serrano de alejandrino. Ni se le ve la poesía a lo que hacen. Desde luego con ellos sería difícil componer un soneto a lo Lope de Vega, porque no se ajustan. Pero tampoco se trataba de eso, sino que se han metido a políticos. Supongo que por afición.

Francisco Serrano renuncia a su escaño y su aforamiento. Se retira de la política cuando está acusado de un presunto fraude anterior, que él niega. También apunta que Vox lo ha tratado con desdén y desprecio tras el éxito electoral que obtuvo en 2018. Pues no se puede olvidar que los 12 escaños de Vox en Andalucía fueron conseguidos con Serrano como aspirante a la presidencia de la Junta. Y que ese resultado fue decisivo para romper la hegemonía que tenía montada el PSOE y que parecía la historia interminable.

A pesar del pacto, pronto Serrano pasó de juez a víctima. En Vox no encajó, y pronto le buscaron la sustitución por Alejandro Hernández para que pusiera la cara. Fue el primer indicio de que Vox se iba a descomponer (y se descompondrá) en sus propias contradicciones, que se manifiestan en una épica confusa. Tiene poca credibilidad decir que el coronavirus se propagó por culpa de las manifestaciones feministas del 8-M, cuando ese mismo día organizaron un mitin en Vistalegre, con casi 10.000 personas, tras el que enfermaron Javier Ortega-Smith y otros militantes, algunos andaluces. Aunque este es un ejemplo menor, si se compara con el error de la moción de censura a Pedro Sánchez, que sólo servirá para echarle un cable cuando se encontraba en apuros.

Los poetas no tienen espacio en la nueva política. Tampoco los jueces que van a su manera como Serrano. Los tiempos son malos para la lírica y para experimentar.

José Joaquín León