AL nuevo alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, como a todos los cargos institucionales, se le deben conceder 100 días de confianza, más o menos. Aunque su primera decisión, con la remodelación, deja dudas sobre la futura gestión municipal y se intuye que puede empeorar lo que había. Afrontar un recambio en la Alcaldía, a falta de menos de un año y medio para las elecciones municipales, no aparecía en el guion de mayo de 2019, cuando Juan Espadas fue el candidato más votado en Sevilla. Entonces tampoco había llegado la pandemia, dicho sea de paso, y Susana Díaz ejercía la oposición a la Junta y aspiraba a seguir liderando el PSOE de Andalucía.

Según el Diccionario de la RAE, un recambio es “una pieza destinada a sustituir a otra igual de una máquina, aparato o instrumento”. En este caso, ha sido necesario intervenir en el aparato municipal del PSOE. Añade el Diccionario, en lo referente al recambio, que dícese de una pieza “que va a sustituir a otra averiada”. En este caso, la pieza averiada es la Alcaldía. Sin embargo, el recambio no siempre ha de ser exactamente igual a la pieza sustituida. Eso lo saben bien los fontaneros, pongo por ejemplo, que cuando no encuentran una pieza igual intentan arreglarlo con otra parecida. A esta habilidad de recambiar por algo parecido, mas no idéntico, se suele denominar chapuza.

En el Ayuntamiento, la pieza de Espadas no tenía otra igual. Debían optar entre dos piezas lo más similares posibles, que eran Antonio Muñoz y Juan Carlos Cabrera. En apariencia, se podía suponer que Cabrera servía mejor para esas funciones, porque se le veía como la mano derecha de Espadas, con semejante perfil. Pero el designado ha sido Muñoz, al que se veía como su mano izquierda, y menos castizo.

En la remodelación municipal, Muñoz ha decidido que él mismo siga como concejal de Cultura. Es rarísimo que un alcalde sea el delegado de Cultura. Pues un alcalde está por encima de todos los concejales. Es como si Pedro Sánchez fuera presidente y ministro de Cultura o Igualdad, lo mismo da. Y, además, de raro, si están diciendo que Muñoz quiere seguir con la cultura para placearse por los barrios, significa que apostará por una cultura de barrios; o sea, una culturilla, que no es lo que necesita Sevilla, ciudad de amplias miras.

En fin, que no lo voy a criticar, pero eso abre algunas incógnitas y hay que decirlo, por ayudar. Un alcalde se puede placear también con el turismo, con el hábitat urbano, abrazando vecinos y vecinas, diciendo que era un capillita tapado, bailando sevillanas o lo que se le ocurra. Un alcalde debe jugar a ser un alcalde y no conformarse con ser un concejal reforzado.

José Joaquín León