A propósito de la ley de capitalidad, ha vuelto el debate sobre los objetivos de Sevilla. También sobre los liderazgos en la ciudad. Por su importancia histórica, y por condiciones objetivas, Sevilla debe aspirar a ser la tercera gran ciudad de España, con Madrid y Barcelona. Pero no como una tercera en discordia, sino formando una trilogía que aporte coherencia. Madrid es la capital de España y acapara todo lo que puede. Barcelona, a pesar del independentismo de la Generalitat, sigue ocupando una posición estratégica en la economía y es el eje mediterráneo, en combinación con Valencia, que no ha sabido aprovechar el traslado de algunas sedes empresariales, tras el referéndum ilegal de 2017. Y Sevilla…

¿Qué papel juega Sevilla? Es la capital de Andalucía, la nacionalidad histórica (según el Estatuto) más poblada de España. Debe funcionar como la referencia del sur, en colaboración con Málaga, que ha sido una ciudad emergente en las últimas décadas, y con la que es complementaria. Los avances de Málaga se han cimentado en que allí han tenido las ideas más claras. Sin despotricar del turismo, sino aprovechando esa entrada de riqueza para diversificar. Y apostando por la cultura, a pesar de que allí era mínima, comparada con el potencial de Sevilla. El trabajo en la Alcaldía de Francisco de la Torre ha sido determinante, por sus objetivos cumplidos. Y sin ser sectario en lo político.

En Sevilla no ha existido un liderazgo definido. Lo intentaron Alejandro Rojas-Marcos y Soledad Becerril, pero fueron alcaldes sin el tiempo necesario y carecieron de continuidad. Monteseirín se perdió por los cerros de las Setas. Zoido se vino abajo... Juan Espadas hizo mutis por el foro. Antonio Muñoz llegó a la Alcaldía en un rebote. Aunque hace lo posible por cumplir, le faltan tiempo y galones, a la espera del mayo electoral de 2023.

Sevilla vivió su modernización con las exposiciones de 1929 y 1992. Hace 30 años tuvo una oportunidad de dar el salto. Desde entonces, las infraestructuras se han quedado desfasadas. Una ciudad sin un metro que funcione bien no puede ser una gran capital. Se empieza por los ingredientes básicos. Del turismo se vive por inercia. El prestigio de la marca Sevilla se ha heredado desde siglos ya remotos, y desde las aventuras americanas. Pero no se puede vivir sólo del cuento y de la historia. Ni de proyectos que no cumplen.

Tampoco se fabrican los líderes ganando batallitas internas de unos partidos que piensan sólo en el cuatrienio próximo y en los cargos afines. Hay que crear la Sevilla del futuro, alumbrarla con luces largas.

José Joaquín León