EN la iglesia de San Jorge, del Hospital de la Caridad, han aparecido grietas, con desprendimientos, que coinciden con las obras en las Atarazanas. Han caído cascotes, algunos de regular tamaño, y han colocado redes preventivas. En Sevilla no se sabe qué pasa con las obras, pero es frecuente que cuando se arregla algo se estropee otra cosa. Las alarmas están encendidas. La iglesia de San Jorge, del Hospital de la Santa Caridad, no es un edificio más, al que le salen grietas y humedades, sino que se trata de una joya del barroco sevillano, uno de los templos de mayor interés histórico y artístico de la ciudad.

Los problemas de las grietas en el templo han surgido cuando empezaron las excavaciones arqueológicas en las Atarazanas. Han afectado sobre todo a la zona del coro y a las yeserías. Como se sabe (y como se puede ver), los edificios de las Atarazanas y la iglesia de San Jorge son paredaños. Las obras se realizarán a la verita suya. Se supone que los arquitectos de las obras y los técnicos de Cultura lo tendrán en cuenta para no que no causen daños estructurales en el templo. Aunque lo que se está viendo ya pone los vellitos de punta.

Las obras de las Atarazanas son necesarias. Vienen de un largo recorrido, desde el siglo pasado, con la polémica que surgió, con el proyecto de Vázquez Consuegra, etcétera. En este asunto, la asociación Adepa se fajó bastante. El proyecto de las Atarazanas es ambicioso, y debe tener mucho peso en el futuro de Sevilla. La Fundación Cajasol lo gestionará en los próximos 25 años, tras el acuerdo que firmó la Fundación La Caixa con la Consejería de Cultura. El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, explicó que la intención es convertir las Atarazanas en un espacio de interpretación, investigación y divulgación, no sólo como centro cultural, sino para reforzar los vínculos de Sevilla y Andalucía con Hispanoamérica.

Avanzar en las obras es conveniente, por supuesto, pero se debe garantizar que no perjudiquen al vecino. El Hospital de la Caridad también es un proyecto ejemplar, que mantiene vivo el espíritu caritativo de Miguel Mañara. Precisamente Mañara intervino para la reforma de los planos de la iglesia de San Jorge y que le dieran su particular aspecto. Además de su valor arquitectónico, como se suele decir vulgarmente, todo lo que hay dentro del templo es bueno: Pedro Roldán, Valdés Leal, Murillo, Bernardo Simón Pineda, etcétera.

En ese templo se recuerda que las glorias del mundo son efímeras. Pero eso no justifica que destrocen las piedras. Todavía queda tiempo hasta el juicio final.

José Joaquín León