TODO el mundo en general está hablando del agua, justo cuando se acerca la Feria. Decía el refrán: “En abril, aguas mil”. Algunos añadían: “Aunque caben en un barril”. Eso era en los tiempos de Franco, cuando los medios de comunicación del régimen se referían a las victorias del Real Madrid, la pertinaz sequía y los pantanos inaugurados por el Caudillo. Ahora se sigue hablando de las victorias del Real Madrid y la pertinaz sequía, pero no de los pantanos inaugurados. Aunque, con los rifirrafes de Doñana, se ha recordado que la presa de Alcolea se quedó frenada. Aparte de los embalses y las presas, estamos presos por la pertinaz sequía. En abril, el de las aguas mil, no ha llovido ningún día en Sevilla, ni en la mayor parte de Andalucía.

Algunos ya no se acuerdan, por la poca memoria histórica. Al alborear la Cuaresma, dijeron que las cabañuelas anunciaban una Semana Santa lluviosa. Todavía hay gente que cree en las cabañuelas, que se equivocan más que Nostradamus. Las cabañuelas son como el hechicero dando saltos. Pero no sólo se equivocan las cabañuelas. Eminentes meteorólogos indicaron que abril de 2023 sería “más lluvioso de lo normal”. Como suele advertir José Antonio Maldonado, en estas fechas te puedes equivocar incluso en el mismo día. Es de justicia reconocerlo, hay margen de error. Este año han salido todos los pasos, a pesar de lo que iba a llover en abril.

No contentos con las profecías anteriores, algunos han pronosticado lluvias para el sábado del pescaíto. Bueno, pronto se verá. De momento, esto es como el Libro de los Reyes, cuando Elías anunció que iba a llover, después de tres años de sequía, y ordenó a Ajab que subiera al monte Carmelo, a ver las nubes; y Ajab venga a decir a Elías: “No se ve nada”. Hasta que a la séptima vez vio una nubecilla, y después cayó la tormenta. Elías era un profeta fiable.

Hace falta un Plan del Agua. En eso estamos de acuerdo, pero no hace falta mentar a los señoritos, ni a la Esquinita del Sur, que tiene nombre de tasca. Un Plan del Agua en Andalucía debería pasar por mejorar el abastecimiento, y con desaladoras donde sea posible. Una parte del agua se puede consumir desalando el mar para ciertos usos. No hay Plan del Agua porque no ha dado votos hasta el presente. En Sevilla recordamos algunas restricciones. Y recordamos que dijeron que ya no volveríamos a sufrirlas después de las obras del embalse de Melonares. En esas obras participó Ferrovial, por cierto.

La última gran sequía duró de 1991 a 1995. Tuvimos un Santo Entierro Grande y tres años seguidos (1991, 1992 y 1993) con todas las procesiones de Semana Santa. Nunca llueve a gusto de todos.

José Joaquín León