EN Sevilla se hace casi todo a lo grande. O no se hace. El Corpus, como la Semana Santa, se hace a lo grande. Y las obras del Metro, como no hay capillitas del Metro, pues no se hacen. La gente suele decir que deberían limitar el número de nazarenos y que deberían reducir las representaciones de cofrades en el Corpus. A veces también se dice que hay más personas dentro de la procesión que viéndola. Pero eso, que parece una exageración, no es cierto. Hay más personas viéndola. Porque los primeros que participan en la procesión entran antes de que salgan los últimos, y después se van a verlos Este año, sin embargo, se ha suspendido la salida por el riesgo de lluvia y se hará procesión claustral. Aparte de la suspensión, hay más curiosidades.

Una de las mayores curiosidades es que Sevilla ha llegado al día del Corpus con tres obispos, dos alcaldes y una Europa League. ¿Y esto último que tiene que ver con el Corpus? Nada, aunque sea milagroso, lo cito como curiosidad. El equipo del Senatus (en la camiseta de la Roma se leía SPQR) fue derrotado por el de la bandera blanca y el cirio rojo. Normal. En un artículo del día del Corpus no debería escribir que a Mourinho se le quedó la cara de la Canina. Mourinho dijo que las medallas de plata no le gustan, sólo las de oro. Mourinho no sabe que las medallas de plata las dan cuando cumples 50 años de hermano. No las consigue cualquiera.

Pasemos a cosas serias: llegamos al Corpus con tres obispos en la archidiócesis. Se ha puntualizado, para entenderlo, que obispo titular sólo hay uno, que es el arzobispo, don José Ángel Saiz, y que los dos obispos ordenados el 27 de mayo, don Teodoro León y don Ramón Valdivia, son sus auxiliares. Los tres son obispos, sí, pero el titular es el arzobispo. La gente dice que en Sevilla, con 700 hermandades en la diócesis, hay trabajo para seis obispos.

También es curioso que se ha llegado al Corpus con dos alcaldes. Uno en funciones, Antonio Muñoz, que todavía es el alcalde propiamente dicho. Y otro electo, José Luis Sanz, que pronto será el alcalde realmente dicho. Con ellos pasa lo mismo que con los hermanos mayores, hasta la toma de posesión. Días de transición. Si bien después será diferente, ya que a un alcalde saliente (en este caso, a Muñoz) no se le ocurriría a nadie llamarlo alcalde emérito, lo que sonaría a guasa. Y, además, este alcalde, pasará al banco de la oposición, lo que no sucede con los hermanos mayores eméritos (salvo raras excepciones), ni con los obispos eméritos.

Sevilla tiene de todo y un poco más. El barroquismo de por sí es desmesurado.

José Joaquín León