TENGO amigos y conocidos que en los últimos días han perdido su trabajo. Tras la toma de posesión de los nuevos ayuntamientos, algunos se están despidiendo, agradeciendo la colaboración recibida durante los años en que han desempeñado sus empleos como asesores y personal de confianza. La mayoría de los que se despiden fueron contratados por el PSOE, otros por Unidas Podemos o Adelante Andalucía, algunos por Ciudadanos (de los que quedan pocos) e incluso los hay del PP en municipios donde no les salieron bien los pactos. Los del PP, realmente, son los menos preocupados, pues saben que su partido va a tener necesidades. Y que podrían obtener otros premios, según los resultados de las elecciones generales. Además de que José Luis Sanz se está mostrando generoso, y ficha a los gerentes sin topes salariales, como si fuera Florentino, el único que puede fichar como antes.

Los asesores, personal de confianza, periodistas de gabinetes y demás damnificados que han ido al paro no son como los funcionarios por oposición, que mantienen su empleo, gane quien gane. Según algunos estudios, un 40% (o incluso más) de los jóvenes andaluces quieren ser funcionarios fijos, y lo consideran el mayor chollo del mercado laboral. Por el contrario, José Luis Sanz recuerda que los ejecutivos se forran más en las empresas privadas. Y que no se quieren ir a Lipasam o Tussam para cobrar menos. Esas criaturas eventuales de confianza dependen de los resultados. A su modo, son como Pep Guardiola o Carlo Ancelotti, pero cobran mucho menos que los divos del banquillo. Y nadie les paga la cláusula, como a Monchi.

Los que han perdido y han bajado a la segunda división del empleo, deberán esperar a que los suyos celebren otro ascenso. Algunos dicen: “que se fastidien, también se aprovecharon de las victorias de sus partidos”. Pues el PSOE no suele contratar a los simpatizantes del PP, ni el PP a los simpatizantes del PSOE. La gente no lo sabe, nunca se dice, pero hay miles de trabajadores que se juegan su empleo en las elecciones. Y votarán el 23-J, por correo, disfrazados de surferos, o como sea.

Porque el 23 de julio no sólo está en juego el futuro político de España, sino miles de puestos de trabajo. La última encuesta del CIS augura una corta victoria del PSOE, casi un empate técnico. Y las encuestas privadas, al revés: conceden una leve ventaja al PP. Hay mucho en juego. Después del 23-J quizás llegue el verano azul, pero nadie se puede confiar hasta el último minuto. Los excesos de confianza salen muy caros.

José Joaquín León