EN cierta ocasión dije en público que don Francisco de los Reyes Rodríguez López era el obispo de San Lorenzo. La frase gustó. Su cargo oficial ha sido el de párroco, pero en la práctica ha ejercido en los últimos años como obispo. Esta afirmación no se debe entender como una metáfora, ni una exageración, sino al pie de la letra. Es en el ejercicio de los cargos donde se ganan los galones, y como tal ha ejercido con naturalidad. Después de dos décadas en la parroquia es algo que se da por supuesto. En los nombramientos del día de San Pedro y San Pablo, don Francisco de los Reyes Rodríguez López ha sido designado párroco de San Andrés y San Martín. Ya lo sabía media Sevilla. En septiembre llegará otro párroco, don Miguel Vázquez Lombo. Tanto el entrante como el saliente son nazarenos, por haber nacido en Dos Hermanas.

En San Lorenzo, don Francisco ha sido un párroco tan párroco que en realidad ha ejercido como obispo. San Lorenzo es un templo de los primeros de la Sevilla fernandina, con sus collaciones históricas. Y, además, San Lorenzo es uno de los pocos barrios del casco antiguo que sigue funcionando como barrio. En pocas semanas ha perdido una abacería gastronómica y un obispado de hecho, lo que resulta inimaginable.

Don Francisco oficiaba misa todas las mañanas en la basílica del Gran Poder, porque el Señor nunca se mudó de la plaza, y después se iba a la parroquia. Algunos días ha oficiado o sé cuántas misas. San Lorenzo es uno de los templos de Sevilla con más bodas y bautizos. Estaba al tanto de todo. Allí no se movía un banco sin que él lo supiera. Allí celebró sus bodas de plata como cura. No fue pregonero de la Semana Santa porque no le dio la gana. Fue nombrado un año, pero dijo que no cuando el presidente del Consejo de entonces lo llamó. Y no hubo forma de convencerlo, y nombraron a otro. Desde entonces no han vuelto a nombrar pregonero de la Semana Santa a ningún cura.

Don Francisco se llama de los Reyes por la Virgen de los Reyes. Nació un 15 de agosto. Quizá sea el día más feliz del año para él, que disfruta cada mañana de la Virgen como nadie, oficiando misa en la Catedral (la oficial, no la de San Lorenzo) a las claras del día (o a las oscuras, porque no ha amanecido aún) y estando a su vera en la procesión. Seguro que la Virgen le seguirá ayudando, aunque no siga en San Lorenzo, que era su sitio natural. Pero a veces suceden cosas con las que Dios escribe torcido con renglones derechos. Y en esas cuitas cambian párrocos, como cambia todo en la vida terrenal, que no es eterna.

José Joaquín León