VUELVE la selección de España al estadio de La Cartuja, para disputarse con Escocia el primer puesto de su grupo de la Eurocopa. Curiosamente, vuelve en el día de la Hispanidad. Si es que existe la hispanidad, pues ahora a los hispanos los llaman latinos, mientras se sigue falsificando la historia. También ha coincidido con la designación de España, junto a Portugal y Marruecos, como sedes del Mundial de 2030, a las que han sumado Uruguay, Paraguay y Argentina (tres países hispanos, donde se habla en español), que acogerán los primeros partidos de sus selecciones. Una fórmula extravagante, para que la FIFA presuma de universalidad, con partidos en tres continentes y seis selecciones clasificadas de oficio; es decir, sin jugar la fase previa. A Sevilla, en esa rifa, parece que sólo le van a tocar partidos en un estadio: La Cartuja.

Y ahí quería llegar. A Sevilla, en esa rifa, la ha perjudicado que tiene tres estadios top. Tres estadios que están entre los 10 mejores de España y que cumplen los requisitos de la FIFA, con más de 40.000 localidades y más méritos que otros donde aspiran a disputar partidos de ese Mundial de 2030. Pero con el Sánchez Pizjuán y el Benito Villamarín no cuentan para los partidos del Mundial. Ahí le han marcado dos goles en propia puerta al Sevilla y al Betis (uno a cada club). Porque se puede decir que La Cartuja es el estadio sevillano de la selección de España actualmente. Pero en Madrid disputarán partidos en el Santiago Bernabéu (la final, se da por supuesto) y en el Metropolitano. Mientras que en Barcelona jugarán en el Camp Nou (que a día de hoy está como las ruinas de Itálica) y en Cornellá (que actualmente es el estadio de un club de Segunda y tiene menos aforo que los tres de Sevilla). Por no referirme a otros sin el nivel FIFA.

El Mundial de 2030 no será como el Mundial de 1982, que se disputó íntegro en España. Empezó en Barcelona y terminó en Madrid, como si fuera la Vuelta Ciclista a España de 2023. En Sevilla vimos partidos inolvidables en Pizjuán y Villamarín. Sevilla fue la sede que acogió a Brasil. Aquí también jugó Escocia, rival de España hoy en La Cartuja. Y se disputó en Nervión una semifinal entre Francia y Alemania para la historia del fútbol.

En 1982, Sevilla recibió el trato que se merecía para un Mundial de fútbol. En 2030 correrá un serio riesgo de ninguneo, aprovechando que se comparte el Mundial como si fueran los panes y los peces. Sevilla sigue siendo la sede predilecta para la selección. Pero, al repartir las prebendas, cuentan más con Madrid y Barcelona. El fútbol es como la política.

José Joaquín León