APOYARSE en los extremos siempre ha sido nefasto para las dos Españas. Este país sólo ha funcionado con moderación cuando el bipartidismo del centro derecha y el PSOE era fuerte. Cuando vemos peleas con los policías en las manifestaciones, de uno u otro extremo, malo. Estamos en un escenario bochornoso de la política, donde Pedro Sánchez quiere ofrece a los radicales independentistas una amnistía sin arrepentimiento, y donde las protestas de Vox abren huecos hacia el otro extremo ultra que se retro alimenta. Por eso, fue un buen ejemplo lo sucedido en el Ayuntamiento de Sevilla con las ordenanzas fiscales, que el equipo de gobierno del PP, con el alcalde José Luis Sanz, sacó adelante con apoyo del PSOE municipal, comandado por el ex alcalde Antonio Muñoz.
Cuestión menor en teoría, porque unas ordenanzas fiscales pueden parecerlo. Se le concedió poca difusión fuera de Sevilla. Pero cuestión mayor, en verdad, porque testimonia lo que podría ser y no es. Recordemos los resultados de las elecciones generales del 23-J en España y las municipales del 28-M en Sevilla, que muestran cierto parecido. En las generales, el PP obtuvo 137 escaños, el PSOE 121, Vox 33 y Sumar 31. En las municipales de Sevilla, el PP obtuvo 14 ediles, el PSOE 12, Vox 3 y la gente de Sumar con otro nombre 2.
Parecido resultado, ya que el PP fue el más votado en ambas elecciones, aunque sin alcanzar mayoría absoluta. Pero con dos diferencias sustanciales: una, en Sevilla, la suma de PP y Vox sí que les da mayoría absoluta; y dos, en el Ayuntamiento no hay independentistas con llave para chantajear y exigir lo inadmisible. Y es cierto que José Luis Sanz no hubiera sido alcalde en caso de no alcanzar una mayoría de concejales sumando a los de Vox. Porque, si entre el PSOE y los de Sumar con otro nombre hubieran llegado a la mayoría, seguiría Antonio Muñoz en la Alcaldía.
Por eso, tiene más mérito que José Luis Sanz no haya dado entrada a concejales de Vox para la gobernación municipal. Supongo que siguiendo directrices de Juanma Moreno. A diferencia de lo ocurrido en autonomías como Extremadura, Aragón, Baleares o Comunidad Valenciana, en las que hicieron lo contrario antes de las elecciones generales, con gran alegría de Pedro Sánchez. En el Ayuntamiento, como en el Congreso, entre PP y PSOE disponen de una inmensa mayoría. Y eso les permitiría gobiernos y oposiciones que puedan cerrar acuerdos en los grandes temas, aunque disientan en otros. Vana ilusión. El buen ejemplo de Sevilla es sólo una utopía, para desgracia de la democracia.
José Joaquín León