TRABAJAR como político puede ser una suerte o una desgracia. Pues, según por donde vayan las transparencias y las incompatibilidades, te puede tocar un chollo permanente o te pueden empitonar. Por eso, es gracioso cuando dicen que los profesionales cualificados deberían participar más en la política. ¿Para qué? ¿Para buscarse una ruina? En la empresa privada, o incluso en la empresa pública, ganan más y viven más tranquilos. Y lo mejor no es eso, sino que pueden cambiar de una empresa a otra sin problemas. No les pasa como al ex viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Guzmán, cuya incompatibilidad va a ser investigada.
Si no hubiera sido viceconsejero de Salud podría entrar a trabajar en Asisa o en otra empresa. Como cualquier profesional. Pero, por haber participado en la política, te penalizan. O no. Porque no todos los cargos son iguales de incompatibles. Vean el caso de Josu Jon Imaz, consejero de Industria con Ibarretxe y presidente del PNV. Tras dejar la política vasca, tiene una estupenda trayectoria profesional en Repsol, donde ahora es CEO, y ganó el año pasado 3,93 millones de euros como sueldo. Pero este caso se considera normal. Y el del viceconsejero andaluz no.
Es sólo un ejemplo. Hay políticos del PSOE, del PP y de otros partidos estupendamente colocados en cargos públicos y privados, sin que hayan sido acusados de nada, ni de pasar por las puertas giratorias de las que habló Pablo Iglesias. Un caso interesante, con sueldo público, es la presidencia del Consejo de Estado. Ahora la titular es la ex vicepresidenta Carmen Calvo, que sustituyó a Magdalena Valerio, una señora que fue ministra socialista, cuyo nombramiento para el Consejo de Estado fue anulado por no ser una jurista de reconocido prestigio. El sueldo que se cobra por la gestión en este organismo es de 90.383,28 euros brutos anuales. Pero, como es un ente público del Estado, no se considera una puerta giratoria.
Después se monta el pollo asado por la copa de Navidad de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla y por otros detalles curiosos. Con lo cual se confirma que dedicarse a la política es de alto riesgo o es un chollo, según. Y que deben tener en cuenta también las andanzas del novio o de la esposa, pues si hay una infidelidad fiscal, o unas amistades peligrosas, se pueden preparar para ir a una comisión de investigación como presunto corrupto, mientras no se demuestre lo contrario.
Ya no quedan políticos como Tierno Galván, Clavero Arévalo, García Añoveros y otros así. Ya sólo quedan kamikazes.
José Joaquín León