AL poco tiempo de las elecciones en la Hermandad de los Estudiantes, llegaron las de la Universidad. En Sevilla se dice Universidad, y se sabe a la que nos referimos, porque era la de toda la vida, antes de que se ampliara la oferta educativa. Establecer comparaciones entre las elecciones de la Hermandad y las de la Universidad no tiene sentido, aunque es curioso que han existido coincidencias. En la Hermandad hubo dos candidaturas. En la Universidad sólo siete, aunque para la votación final se quedaron en dos. La mayor diferencia es que en la Universidad ha ganado una vicerrectora, Carmen Vargas, que sería como la teniente de HM, o una consiliaria. Y que se presta a diversas interpretaciones.

La más llamativa es que, por vez primera en cinco siglos, o en medio milenio, o desde que existe la Universidad de Sevilla, ha ganado una mujer. Dice el arzobispo, José Ángel Saiz, que hay pocas hermanas mayores, pero menos rectoras había en la Universidad de Sevilla. Ninguna. No es el caso de otras, como la de Málaga, donde Adelaida de la Calle fue rectora de la Universidad y después consejera de Educación con Susana Díaz. Esto pasaba más en tiempos del PSOE en la Junta: tras ser rector o rectora se podía terminar como consejero o consejera.

Una segunda interpretación es que, al ser elegida Carmen Vargas, que era vicerrectora con el rector Miguel Ángel Castro, se mantiene una línea continuista. ¿Y qué? El continuismo o el cambio puede ser a mejor o a peor, depende. Había siete candidatos, y desde la primera votación se vio por donde iba la mayoría, ya que otra vicerrectora, Ana López, quedó tercera y estuvo a punto de ser segunda, superada por poco por José Luis Gutiérrez, candidato de la oposición. Pero entre esas dos vicerrectoras ya tenían más del 46% de los votos en primera instancia. Y, al final, Carmen Vargas ha ganado con más del 50%.

Este aspecto anima a la reflexión. En una segunda vuelta, con los dos candidatos más votados, quizá la democracia es más representativa que en unos pactos al modo Junts. Queda la noción exacta del preferido de los votantes. El mejor o el menos malo. En este caso, se refuerza la legitimidad de la rectora Vargas, calificada de continuista, aunque rompe la continuidad de los caballeros rectores. Es bonito decir que se quieren autofinanciar más, en un país donde el sueño dorado es vivir de las subvenciones.

José Joaquín León