UNA de las consecuencias indeseables del paripé ilegal de Cataluña es que ha servido para presentar a la Guardia Civil y a la Policía Nacional como fuerzas de ocupación. Incluso en el extranjero se lo han creído. Al ver las imágenes de los guardias civiles sevillanos expulsados del hotel de Calella donde se alojaban, hemos vuelto a los tiempos de ETA en el País Vasco. Es cierto que no hay una banda terrorista. Pero hay un grupo bien preparado de radicales próximos a la CUP, que saben lo que deben hacer para agitar a las masas. Un error de Rajoy ha sido no tener respuestas adecuadas para esas trampas, en el caso de que los Mossos se inhibieran, como era de suponer.

Hemos vuelto a los tiempos en que los guardias civiles de Sevilla y de otras provincias españolas se van a Cataluña como antes al País Vasco, sabiendo que serán recibidos como los opresores del pueblo. Con el agravante de que los independentistas catalanes tienen bula para todo y sólo se manifiestan pacíficamente, a pesar de que algunas imágenes demuestran lo contrario. Se cuenta la historia al revés. En realidad, todo está al revés. Los guardias civiles no pueden cumplir las órdenes para defender la legalidad. Por el contrario, los guardias civiles pueden ser acosados y expulsados de los pueblos catalanes.

Ya han recibido órdenes de aguantarse. ¿Qué pasaría si se defendieran? Volveríamos a lo del domingo: estarían apaleando a la población indefensa, a la abuelita que casualmente pasaba por allí. Es posible, como dice Josep Borrell, que haya sido un error del Gobierno enviar a la Guardia Civil y la Policía Nacional para cumplir las leyes, porque hubiera sido mejor dejar en evidencia la vergonzosa inhibición de los Mossos. Y al ser ilegal el referéndum, sin validez, lo mismo daba que en el paripé participaran más o menos votantes, si no servía para nada. Pero en estos momentos hay que tener sentido de Estado, sin hacer el juego a los independentistas presentando una reprobación inútil contra Soraya Sáenz de Santamaría. No se equivoquen en el peor momento.

Eritaña significa mucho en Sevilla. Los guardias civiles fueron despedidos como héroes (de un modo exagerado) y recibidos como villanos (de un modo intolerable). A pesar de los errores, hay que apoyarlos, sin fisuras, y sin caer en las trampas y las provocaciones de quienes recurren a todo, incluso a las mentiras, para buscar la separación de España.

José Joaquín León