CORREN malos tiempos para la calle Sierpes. Quieren eliminarla de la carrera oficial, cuando el problema no es la calle, sino el exceso de sillas. Quieren eliminarla como sitio principal para los negocios, y dicen que allí están cerrando, y ponen de ejemplo a Tetuán, donde siguen abriendo. Pues sí, pero en los locales que otros dejan. Esto no es novedoso. En 2014, cuando cerraron la librería Beta en el antiguo Teatro Imperial, de la calle Sierpes, se fue a pique un proyecto que parecía muy interesante. Al poco tiempo, cayeron las demás librerías de Beta, incluida la que instalaron en otro local de Sierpes. Algunos comentaron: “¿Lo ves? En Sierpes tenía que ser”. A pesar de todo, algunas de las personas implicadas en aquel proyecto no se dieron por vencidas. Ahora, cuando vemos la nueva librería de Verbo, se ha recuperado una ilusión que rayaba en la utopía.

También corren malos tiempos para las librerías. Entre las que cerraron en el último año, resulta simbólico que desapareciera Céfiro, precisamente en la calle Virgen de los Buenos Libros. Cuando el ebook se puso de moda, algunos creyeron que el futuro de las editoriales sería digital o no sería; y que el futuro de las librerías sería más negro que una novela de Benjamin Black (que es la marca negra con la que firma John Banville). Fue profetizado el fin del mundo de los libros de papel.

Sin embargo, todavía resisten. Fuentes del sector advierten de un reforzamiento del libro de papel, frente al digital que no termina de convencer. Esta librería Verbo, que se ha abierto en Sierpes, no es una más. Al arrojo propio de cualquier librero emprendedor se une la conservación de las instalaciones del Teatro Imperial, con un aspecto semejante al de los tiempos de Beta. Bien renovada y bien surtida de libros. Pues la mayoría de los lectores solemos ser de ver y tocar un Paul Auster o un Javier Marías, antes de comprarlo. Y somos desconfiados con esos libros difíciles que se piden al distribuidor y llegarán en no sabemos qué condiciones.

Este proyecto necesita actividades complementarias. Cuenta con un rincón fotográfico de Martín Iglesias, una sala de conferencias, así como espacios para exposiciones. Es un nuevo intento para que un antiguo teatro recupere un uso cultural, sin reconvertirse en la flagship de una marca de Inditex, o en un espacio gastronómico. En tiempos difíciles, hay que tener valor para abrir una librería. Y en Sierpes.

José Joaquín León