LA línea 3 del Metro de Sevilla apareció ayer en el debate sobre el Estado de la Comunidad Andaluza. Nadie crea que Susana Díaz se ofreció para que lo pague la Junta, y así no digan que maltrata a Sevilla, sino que mayormente lo utilizó para criticar al Gobierno de Rajoy por su falta de apoyo al proyecto. Seguimos en la fase 1: bronca política. El PP le echa las culpas a las administraciones socialistas (la Junta y el Ayuntamiento), mientras que el PSOE le echa las culpas a la administración popular (el Gobierno central). Y así pasan los años, y todos se ofrecen para alcanzar un acuerdo. Pero no vemos ningún obrero trabajando en el trayecto comprendido entre el Prado de San Sebastián y Pino Montano.

Algo se ha avanzado, no obstante. El consejero de Fomento, Felipe López, ya dijo que la Junta está dispuesta a implicarse en el proyecto. Su problema es que suena poco creíble, teniendo en cuenta que una consejera anterior, Rosa Aguilar, presentó los proyectos de las líneas, 3, 4 y 5, y fiojó plazos de terminación de las obras. Sucedió en tiempos de Zapatero, antes de que le echaran las culpas a la maldita crisis.

Ahora se culpan unos a otros. Todos con buena voluntad, eso sí. La intervención de Susana Díaz continúa en esa línea 1. Más creíble resulta el alcalde, Juan Espadas, que se ha comprometido públicamente a que el Ayuntamiento pague su parte; a escote, se entiende, ya que nadie está dispuesto a convidar. ¿La Junta pagaría a escote? ¿El Gobierno central pagaría a escote? Pues que se note el escote.

Por su parte, Beltrán Pérez, como candidato, digo como portavoz de la oposición, le pidió al alcalde que lidere un acuerdo. Por liderar, que no quede. Tanto Espadas como Pérez se han entrevistado con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, para plantear este asunto. Pero continuamos sin ver la salida del túnel. Puede ser que no protesten lo suficiente. La gente no pone banderas del Metro en los balcones.

Esto de jugar a tres bandas recuerda a los antiguos trileros de la calle Sierpes, cuando iban pasando la bolita por aquí y por allí, y al final te la daban fijo. Utilizando a un gachó, como gancho para sus fines. Aquí algunos hacen de gancho, y otros mueven la bolita. Pero, al final, Sevilla no gana los 700 millones de euros para la línea 3 del Metro ni por equivocación. La bolita del trile de los presupuestos, ¡oh!, siempre está en otro lado. A pesar de que ya no sirve la excusa de la crisis.

José Joaquín León