RESULTA ridícula la decisión de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en el caso del órgano de Santa Inés. Al final, como explicó el delegado territorial de Cultura, José Manuel Girela, han asumido lo evidente: la restauración es correcta. Por ello, no se puede castigar una falta grave. Sin embargo, como no solicitaron el permiso antes de iniciar los trabajos, sancionan una falta leve. En vez de los 170.000 euros del multazo original, se lo rebajan a 2.850, pero con el 40% del descuento por el pronto pago, se lo dejan en 1.710 euros. Les ha faltado añadir: “y, de propina, una caja de dulces de Santa Inés”.

Es que se han pasado bastante, la verdad… Primero, como dice el abogado de las monjas, Joaquín Moeckel, porque se podían haber esperado unos días, hasta la decisión de la Comisión, para comprobar que se hacía correctamente. No tenía sentido abrir un expediente sancionador por falta grave, sino por una leve.

Aunque parece excesivo que te casquen una multa de 1.710 euros por una falta leve. Menos mal que era leve. Si no hubieran restaurado el órgano, y siguiera en mal estado, ¿qué les hubiera ocurrido? Nada, a las clarisas les saldría gratis. En Sevilla sale más caro hacer las cosas (aunque sea bien) que no hacer nada. Y si la falta era leve, pues que impusieran una multa más ajustada, como si te saltas un semáforo, pongamos por caso, ya que las pobres no han atropellado a ningún peatón.

Después ha pasado lo que previsiblemente iba a pasar. Los 1.710 euros serán pagados por las hermandades del Martes Santo. Me resisto a decir, como cuentan algunos graciosos, que hayan asumido la multa como autocastigo, por recorrer la carrera oficial en dirección prohibida, ya que irán en sentido contrario. No es eso, Morillas, no es eso… Realmente, ha sido un buen detalle, oportuno y rápido. Era de sentido común que esa multa se pagaría por suscripción popular.

Maese Pérez el organista estará la mar de contento. Gustavo Adolfo Bécquer, si viviera, tendría material para escribir otra leyenda con los fantasmas de la multa, que aparecieron y desaparecieron. En la Misa del Gallo de este año, a ver si Maese Pérez vuelve a dar un recital en Santa Inés.

Y las cofradías, para ayudar de verdad a los conventos, podrían recoger una tasa solidaria de un euro con cada papeleta de sitio. Sólo con eso se podrían pagar muchas multas leves y algunas graves.

José Joaquín León