POR culpa de los políticos demagogos, la gente se ha acostumbrado a la demagogia de que los políticos tienen la culpa de todo. En 2009, Rajoy le echó las culpas a Magdalena Álvarez (ministra de Fomento entonces), tras el caos originado por una gran nevada en Madrid, que obligó a cerrar el aeropuerto de Barajas. El pasado fin de semana, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera han echado las culpas al PP, pero sobre todo a Gregorio Serrano, como director general de Tráfico, por la nevada que dejó inmovilizados a cientos de vehículos en la AP-6, en la provincia de Ávila. Así que Gregorio se ha comido este marrón de la nieve sin ser esquiador.

Gregorio Serrano ha dicho que no piensa dimitir por la nevada. ¡Estaría bueno! ¿Qué dirían en Groenlandia? En realidad, la culpa también es de Juan Ignacio Zoido. Esto se recordó ayer en varias declaraciones: “Es que este señor es amigo del ministro del Interior”. Como si todos los ministerios, consejerías de la Junta y ayuntamientos no estuvieran llenos de amigos de confianza. Hasta se le ha criticado a Gregorio Serrano que dirigió el operativo desde Sevilla, en vez de estar en Madrid, que al parecer es donde se disuelven las nevadas.

El temporal en la autopista de peaje AP-6 estaba pronosticado por Meteorología. Nadie se puede dar por sorprendido. Y nadie es nadie. Los conductores que viajaron de noche, sin cadenas, y sin adoptar precauciones, salieron en plan temerario. Aunque es cierto que la concesionaria de la autopista AP-6 debió adoptar medidas más eficaces. Y Tráfico apretar un poquito.

Otra curiosidad: no hay noticias de que el PSOE haya organizado una campaña por el peaje de la AP-6. Es decir, que el peaje de la AP-4, Sevilla-Cádiz, no es el único de España, como sabrán todos los que viajen por autopistas españolas algunas veces, aprovechando los días que no nieva. Eso también forma parte de la demagogia.

Al irse a Madrid, como tantos sevillanos que emigran a la capital (es a donde más se van, para hacer carreras), Gregorio Serrano se ha metido en un buen lío. Ahora tiene la culpa de todo lo que ocurre en las carreteras, incluso cuando nieva. Eso le pasa por irse, por no quedarse fijo en Sevilla, donde a lo mejor estaría compitiendo lealmente con Beltrán Pérez, a ver quien ejercía la oposición responsable.

Aquí no nieva, lo cual es una ventaja. La última vez que nevó bien en Sevilla fue en 1954. La culpa sería de Franco, supongo.

José Joaquín León