A ciertos forasteros de la turismofobia masificada (pero no tanto, según el alcalde) les sorprende que en Sevilla no exista un Museo de la Semana Santa. A pique del repique estuvieron en San Hermenegildo, ese edificio vistoso que se va a incluir en el pack de la Gavidia, como un regalo a cambio de la Comisaría. Pero desde que se fue Pasión de San Hermenegildo, para regresar a su sede oficial del Salvador, ese edificio está gafado. Y sobre todo parece evidente el desinterés por abrir allí un Museo de la Semana Santa. ¿Y saben por qué? Porque hay otros museos cofrades en Sevilla. Verbigracia: el de la Macarena.

Ahora han firmado una operación que está siendo alabada como ejemplo de modernidad. La Macarena ha alcanzado un acuerdo con el Cultural Institute de Google para difundir las piezas artísticas que se exponen en su museo a través de Internet. El mayordomo de la Esperanza, Francisco José Cossío, ha destacado que eso permitirá “una difusión global” .

La idea es positiva. Hoy en día, a través de Google, te enteras de casi todo, si lo buscas bien. Ya no estamos en los tiempos en que la editorial Guadalquivir, de José Sánchez Dubé, publicó aquel gran libro Esperanza Macarena en el XXV aniversario de su coronación canónica. Una obra extraordinaria, que sirvió de ejemplo a otras posteriores, y que precisamente difundió el patrimonio macareno y su historia. Entonces era hermano mayor José Luis de Pablo-Romero, al que sucedió su teniente, Joaquín Sainz de la Maza.

Ahora, con José Antonio Fernández Cabrero como hermano mayor, estamos en el siglo XXI. Mucho han cambiado las cosas. La Macarena fue pionera en el registro de marcas, después de que le cometieran varias barrabasadas. Con Internet ha pasado eso: amor y odio. Hoy las hermandades no pueden vivir sin la red, y hasta sacamos las papeletas de sitio telemáticas. En Internet se podría montar un museo virtual de la Semana Santa, en el que incluir lo mejor de cada casa de hermandad. La Macarena ya está ahí y ha puesto la primera piedra.

A pesar de todo, quedan capillitas rancios y vetustos que no se adaptan a los nuevos tiempos. Son los que van a los museos en modo presencial, coincidiendo con los turistas que estorban. Esos turistas se volverían locos de contentos con un Museo de la Semana Santa en Sevilla, pero va a ser que no. Al menos, siempre nos quedarán las exposiciones efímeras.

José Joaquín León