EN materia de transporte sevillano, a falta de más líneas del Metro, se amplía el tranvía. Se utiliza como un sucedáneo en superficie (se le denomina Metrocentro). La Junta tiene un amor loco por los tranvías y se ha propuesto extenderlos por media Andalucía, a pesar de que algunos de los que anunciaron siguen sin funcionar, por problemas diversos. Así que el tranvía de Santa Justa, que ya tiene la luz verde para arrancar, hay que ponerlo en su sitio, aunque empiecen las obras antes de las elecciones municipales de 2018. A mi modo de ver, y ya lo he escrito, ese tranvía es bastante redundante y no parece una prioridad.

A renglón seguido de aprobarse el preacuerdo a tres bandas para las obras de la línea 3 del Metro (pendiente de concretar, que es lo más difícil), el alcalde Espadas ya tiene todas las bendiciones de la Junta para el tranvía. Las consejerías de Fomento, Medio Ambiente y Cultura le han dado el visto bueno. Comenzaría con el tramo de San Bernardo a Nervión Plaza. Primera redundancia: en San Bernardo hay una estación de tren desde la que puedes ir directamente a Santa Justa en Cercanías. Segunda redundancia: junto al Nervión Plaza (o sea, el estadio Sánchez Pizjuán) hay una de las pocas paradas de la línea 1 del Metro, que conecta con la Puerta Jerez, por donde pasa el tranvía ya existente. A lo que se suma que dicho tranvía es un vehículo de superficie, como las líneas de autobuses de Tussam que cubren esas zonas. Y no olvidemos los trenes de Cercanías, que ya enlazan diversas zonas de la ciudad con Santa Justa, y más que se podría si completaran el anillo ferroviario.

Antes que vendernos el tranvía como una gran solución, sería mucho más útil prolongar las líneas del Metro, y ampliarlo hasta Santa Justa e incluso al aeropuerto, en un escenario idealizado y por supuesto increíble. Sin embargo, debido a ese amor por los tranvías que manifiesta la Junta (con la complacencia de los ayuntamientos socialistas allá donde los hay) ha resultado que nos venden la prolongación a Santa Justa como la panacea universal. Cuando en Sevilla hay otras prioridades.

El tranvía de Santa Justa, aparte de sus redundancias con otros transportes, se ha utilizado como sucedáneo del Metro paralizado. Pues muy bien, sería la guinda del pastel. Pero el problema es que Juan, Felipe e Íñigo se deben comer el pastel del Metro verdadero y todavía no lo han comprado. Aunque existe interés, según dijeron.

José Joaquín León