TANTO decir que los sevillanos no trabajan en la Semana Santa y la Feria, que se escaquean dos semanas del año por la cara, y nos lo hemos creído. Pero es mentira. A las pruebas me remito. Ayer el ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, fue obligado a hacer el paseíllo, por culpa de los Eres. Con todos los respetos a su presunción de inocencia. Ni que fuera Manzanares, Roca Rey o Ferrera. Ya lo advirtió Gaspar Zarrías, que siempre ha sido espabilado: ese juicio se debía aplazar hasta después de Feria. Total, si con el retraso que llevan desde los tiempos de la juez Alaya no se va a notar.

Estas declaraciones de Chaves en Feria nos hacen ver que la vida es como una feria de las vanidades. Fue precisamente don Manuel, siendo presidente de la Junta de Andalucía, en aquellos tiempos juzgados, quien prometió la construcción de una Ciudad de la Justicia en todas las capitales andaluzas. A día de hoy sólo existen tres (Málaga, Almería y Córdoba). La de Sevilla ni está, ni se la espera. Poco antes de la Feria, la consejera Rosa Aguilar reconoció que la Ciudad de la Justicia no se podrá construir en Los Gordales y propuso un debate para ver qué hacen.

La Ciudad de la Justicia en Los Gordales y el traslado de la Feria al Charco de la Pava son proyectos descartados desde antes de empezarlos. A estas alturas, se sigue diciendo que la Ciudad de la Justicia de Sevilla es muy necesaria. Pero la verdadera Justicia está en el Prado de San Sebastián, donde siguen enjuiciando casos muy mediáticos. En toda España admiran esos pasillos y esos paseíllos, que forman parte de la historia de los telediarios.

La historia es cruel. Porque si Manuel Chaves hubiera inaugurado la Ciudad de la Justicia de Sevilla, declararía en un edificio que quizá luciera una placa en su honor: “Este edificio fue inaugurado siendo presidente Manuel Chaves González. Año 2005”. Mientras que la lápida de los ERE ha sido diferente. Chaves, que lo propuso, ya no lo va a inaugurar. Porque no ha podido, pero no porque no haya querido, como dijo la consejera.

Tantos años después, la Ciudad de la Justicia no figura entre las principales preocupaciones de los sevillanos. Más preocupante sería el traslado de la Feria, que el alcalde Espadas volvió a descartar. Así que la Feria se queda en su sitio y la Ciudad de la Justicia en el limbo. Puede que pase el siglo XXI completo y siga el debate.

José Joaquín León