HAY esperanzas. Esos edificios abandonados de Sevilla no siempre están condenados al olvido. Los hombres y mujeres de poca fe habrán entendido que más vale tarde que nunca. La Fábrica de Artillería era uno de esos edificios imposibles, como la Gavidia, su vecino San Hermenegildo, o las Atarazanas. En la Fábrica de Artillería llegaron a plantear proyectos de los más variopintos. No sólo un hotel, esa idea tan poco original. Incluso la Ciudad de la Justicia plantearon allí, en un calentón de ocurrencias. Finalmente, esto que comenzó en tiempos del alcalde Monteseirín, y que siguió dale que te pego con el alcalde Zoido, ha culminado con el alcalde Espadas. En 2016 dijo que lo abriría como un nuevo espacio cultural. Y en 2018 lo ha cumplido.  Increíble, pero cierto.

A varios edificios les endosaron el sambenito de “esto va a ser como el antiguo Matadero de Madrid”. El sambenito se ha quedado en San Bernardo. La Fábrica de Artillería es un lugar idealizado para las artes escénicas, los movimientos de vanguardia, lo que diga Antonio Muñoz, o el ICAS, o lo que sea. Ha comenzado con los Insectos del feSt. Se trata de dar el primer paso para esa revolución cultural a la sevillana, que va a llenar esta ciudad de músicos, actores, inventores y artistas en general. Cuando anunciaron por primera vez que la Fábrica de Artillería (también llamada pomposamente la Catedral militar) sería un gran espacio cultural nadie lo daba por cierto. Sonaba con la misma melodía que la rehabilitación del antiguo mercado de la Puerta de la Carne.

El Ministerio de Defensa cedió en 2010 la Fábrica al Ayuntamiento. Estaba Monteseirín en la Alcaldía, ocupado con otros jaleos. En los tiempos de Zoido como alcalde le hicieron obras de conservación y resanado de las cubiertas y las fachadas. Le pasó lo mismo que con otros asuntos: hizo el trabajo oscuro y no lo inauguró. Sin inauguración, no hay paraíso para el político. Al final, lo que queda es la inauguración al poder. En eso consiste la imaginación.

Poco a poco, sin correr, Juan Espadas ha seguido la hoja de ruta de las inauguraciones controladas, a él que le dicen que tampoco inaugura nada. En el futuro se verá si en Sevilla hay artistas y público para algo así como un Matadero madrileño, o hay que darle la puntilla a ese proyecto y pensar en otro. Los edificios en los que no saben qué hacer son los más difíciles de conservar. En Artillería ya empiezan.

José Joaquín León