HAY una decidida apuesta en Sevilla por la culturización. Todavía nadie ha hablado de la culturafobia, señal de que no existe. El Corte Inglés, en su sede de la plaza del Duque, ha inaugurado el colosal mural de la Inmaculada realizado por 17.400 autores, que tiene 364 metros cuadrados y que se debería homologar en El libro Guinness de los récords. Pues en ninguna otra ciudad  han alcanzado ese récord murillesco apabullante. Se ha destacado que es como un homenaje de El Corte Inglés (que cumple 50 años de su implantación en Sevilla) a la ciudad, por el Cuarto Centenario de Murillo.Es un pelotazo, por resumir.

Y allí  está, en un lugar singular. Una obra emblemática de Murillo en el territorio de Velázquez, que preside la plaza del Duque desde su monumento. En teoría, el territorio de Murillo es la plaza del Museo, pero ahora le habrá puesto los ojos a cuadritos a su gran rival en la historia de la pintura sevillana. Es como un clásico entre los dos grandes pintores, que ahí quedó.

Un intelectual forastero me dijo  que no entendía que la plaza del Duque estuviera presidida por Velázquez y no se llamara plaza de Velázquez, que sin embargo tiene la calle algo más allá, antes de llegar a Tetuán, aunque muchos creen que eso ya es Tetuán. El Duque de la Victoria, al que está dedicada la plaza, tiene un origen polémico, pues el ducado fue concedido por la reina Isabel II a Espartero, para contrarrestar el que le había otorgado el carlismo a Zumalacárregui. Tener ese recuerdo de las guerras carlistas en el mejor sitio de Sevilla, al lado de donde derribaron la parroquia de San Miguel en 1868, cuando La Gloriosa, es una curiosidad decimonónica. Cuando la guerra del 36, se la dedicaron brevemente a Queipo de Llano (¿se imaginan?), pero lo rectificaron ellos mismos.

Resulta colosal esa réplica de La Colosal, formada con 17.400 cachitos, con la que se tributa un merecido homenaje a Murillo en territorio de Velázquez. Pero no sólo ahí, que conste, pues en la Avenida (justo en esos expositores donde antaño hubo quejas por el frenesí gay de garito portuario) nos hemos culturizado a lo sublime. Ahora están la Inmaculada y santos, reproducciones  de famosas obras de Murillo para el convento de San Francisco, en pleno Mayo Mariano, en la Tierra de María Santísima; y ningún ateo se queja, también hay que reconocerlo. A mayor gloria de Murillo, se ha mejorado el paisaje céntrico para culturizar la turistización.

José Joaquín León