ES casi tan absurdo e inquietante como El Castillo de Kafka. A estas alturas, resulta de una ingenuidad pasmosa que se lamenten por el abandono del Castillo de San Sebastián. ¡Pues claro que está más deteriorado que ayer, pero menos que mañana! Está peor que hace un año; y aún peor estará dentro de dos años. Allí no se hace nada. Para el actual Ayuntamiento de Podemos Unidos es un estorbo. El alcalde González sólo intenta endosárselo a alguien. Pero no hay que extrañarse, y las quejas suenan a pitorreo. Se cargaron los Conciertos de la Libertad, por lo que ya no volvieron allí Joan Manuel Serrat o David Bisbal. En un cierto momento, para los espectáculos, el Castillo de San Sebastián fue como el Cortijo de Los Rosales del siglo XXI. Evidentemente, no era esa su finalidad básica. Pero al menos se creaba ambiente. La última rehabilitación se hizo para el Bicentenario y quedó inconclusa.

LA mano del hombre puede ser buena o mala, depende del hombre, no de la mano. Lo mismo se puede decir de la mujer. Está la gente pendiente de Cataluña, donde la vida sigue igual; es decir, con sus tiempos, poquito a poco. Sin embargo, lo más grave del fin de semana sucedió en otras nacionalidades y regiones del Norte, sobre todo en Galicia, aunque también en Asturias y León. Allí no ha llovido sobre mojado, sino que han incendiado sobre lo quemado. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, coincidieron al afirmar que las decenas de fuegos registrados, que han causado víctimas mortales, fueron provocados. “Terrorismo incendiario”, llegó a decir Feijóo.

CONOZCO bien las dificultades de la asistencia social. Entiendo que debemos ser solidarios y sensibles con cientos de personas que lo están pasando mal, a pesar de la presunta superación de la crisis económica. Reconozco que hay muchos casos sangrantes, a los que sería inhumano no atender. También se debe añadir que acuden algunos profesionales de la picaresca, que engañan y quitan ayudas a otras personas que las necesitan más; pero que ni siquiera eso justificaría suprimir nada, porque la asistencia debe ser prioritaria. Sin embargo, lo que está pasando en Cádiz es lamentable. Es la consecuencia de un populismo político que practican todos. Olvidan que en la caridad y en la solidaridad, lo importante es el amor al prójimo, ayudar sin esperar nada a cambio. El problema llega con los intereses políticos.

LOS informes que elaboran las Cámaras de Comercio y otros organismos coinciden en una conclusión básica: la profesión preferida de los jóvenes universitarios andaluces es funcionario. Se impone la teoría de que son empleos seguros, o al menos no tan sometidos a los despidos de las crisis económicas. Sin profundizar en ese asunto, la convocatoria de  plazas de empleo público siempre genera expectación. Por ello, no resulta tan raro que se hayan inscrito 435 aspirantes para una plaza de Auxiliar de Carnaval. Ahora, con la transparencia, todo el mundo se puede enterar de los nombres. Cada cual tiene derecho a presentarse. La convocatoria de esta plaza y la de Ayudante de espectáculos de Carnaval, al menos nos confirma que nuestra gran fiesta crea empleo.

ES curioso que en Cádiz sólo han organizado una gran coalición de PP, PSOE y Ciudadanos para controlar Onda Cádiz. En los tiempos del PP, la oposición del PSOE cuestionaba la utilidad de la televisión pública gaditana, que puso en marcha Jorge Moreno, a la que acusaban de ser como un juguete de Teófila. Con el tiempo, se ha visto que allí trabajan muy buenos profesionales (lo sé por experiencia), y que sin su aportación habría una parte coja en la información audiovisual de la ciudad, más aún en el Carnaval, la Semana Santa y el Cádiz CF. Pero a los políticos locales, naturalmente, les importa poco si la información es buena, o útil, o necesaria. Tan sólo les interesa las veces que salen ellos mismos, y se les nota demasiado.