DIOS salve al Rey. Porque si espera que lo salve el Gobierno, que le debe respeto institucional, lo tiene difícil. El episodio de la espada de Simón Bolívar ha sido el último esperpento en el festival de comedias de Podemos. Este partido (o lo que sea, pues ni ellos saben lo que son, desde que renunció el gran titiritero) forma parte del Gobierno de Pedro Sánchez, pero se comporta como un partido antisistema de ultraizquierda. Es bochornoso que le reclamasen disculpas a Felipe VI por supuestamente no respetar unos símbolos ajenos, cuando ellos no respetan los símbolos de España, empezando por el Rey, que es el Jefe del Estado al que menosprecian.

DECÍAMOS no ayer, sino el pasado miércoles, que los políticos guapitos han tenido una favorable acogida en las urnas. Desde Adolfo Suárez hasta Pedro Sánchez. ¿Y las políticas guapitas? Pues no, salvo excepciones. Este es un país machista, a pesar de las campañas del Ministerio de Igualdad para que las señoras se dejen los pelos en los sobacos, en vez de fomentar que los señores se los depilen también. En este país, las políticas guapitas duran poco. Ahí ven a Inés Arrimadas. En Ciudadanos sustituyó a Albert Rivera para la reconquista, como si dijeran “vamos a cambiar guapito por guapita”. Empezó bien, pero los conduce al réquiem. Ni ella, ni Begoña Villacís, evitarán el desastre.

NO se le puede negar al PSOE que es el partido más listo de España. Es el partido que más años ha gobernado desde la Transición democrática, que la extrema izquierda todavía considera franquista. Es el partido que más años ha gobernado en la autonomía de Andalucía, concretamente tres años menos de los 40 que permaneció Franco en el poder. Fue el primer partido condenado en un caso de corrupción, el de Filesa, en el que defraudaron 1.200 millones de pesetas (entonces no había euros). Y es el partido que ha inventado un nuevo concepto: el despilfarro del dinero público con honradez. Para justificar la gestión de Manuel Chaves y José Antonio Griñán en el caso de los ERE.

LAS ciencias políticas adelantan una barbaridad. Sin embargo, no en todos los casos adelantan igual. Algunos se han quedado varados en Maquiavelo, otros en Hobbes, estos en Montesquieu, esos en Karl Marx, aquellos en Gramsci, y los indignados en Pablo Iglesias el malo y las campañas esotéricas de Irene Montero. Pero, en la Transición española, se crearon nuevas formas de gestión que los Adanes y Evas posteriores han silenciado. Por ejemplo: el político guapito. Ser guapito de cara es un plus para el político. En España, un presidente guapito puede durar dos legislaturas, o incluso más, mientras que uno feo durará pocos telediarios. Con raras excepciones.

SE suele decir que una buena capa todo lo tapa. En este país hay que tapar muchas cosas. Justo cuando se hablaba de la sentencia de los ERE y de las condenas a Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que no se enriquecieron personalmente, pero bueno, pasó lo que pasó. Justo cuando salía a relucir la inflación del mes de julio, que ha subido al 10,8% y es la más alta de los últimos 38 años. Justo cuando las encuestas dicen que el PSOE de Pedro Sánchez va de capa caída. Justo cuando hasta los socialistas de toda la vida están despotricando, y se suelta el lastre de Lastra, y ruedan cabezas por la madrileña calle Ferraz. Justo cuando la socia Irene Montero lanzó la campaña en favor de la obesidad, que tantos millones cuesta a la Sanidad pública. Justo entonces apareció Pedro Sánchez sin corbata, para criticar al PP y los empresarios.