CON naturalidad, como quien no quiere la cosa, este país se está dividiendo en pobres y ricos. Algunos dicen que es por culpa de la lucha de clases marxista, que sustenta ideológicamente a los partidos del Gobierno, especialmente al sector de Unidas Podemos, y que ha contagiado a aquel PSOE socialdemócrata de hace 40 años. Creo firmemente que no es tanto un problema teórico como práctico. En los últimos años (quizás desde que Pedro Sánchez es presidente y Pablo Iglesias era vicepresidente), los pobres van en aumento. Ciertamente, hay más. ¿Y de quién es la culpa? Como el Gobierno no va a asumir su responsabilidad, acusa a los ricos, cada vez más odiados.

EN Andalucía, como en el resto de España, se habla mucho de Cataluña. Por el contrario, en Cataluña se habla menos de Andalucía. Por eso, es positivo que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, tras su éxito en el Foro Joly de Madrid, intervenga mañana en un Foro del diario La Vanguardia en Barcelona. Y que pronuncie (se supone que será en lengua española) una conferencia con el sugerente título de Andalucía, un nuevo liderazgo. No sé si aprovechará la oportunidad para invitar a los ricos catalanes a domiciliarse en Andalucía, donde no pagarán el impuesto de Patrimonio. Aunque le recomendaría que no insista con eso, ya que se mosquearon cuando lo dijo. El presidente del Cercle d’Economía, Jaume Guardiola, lo consideró una falta de respeto.

CORREN buenos tiempos para el frente baronil. Me refiero al frente de los barones, que son también varones, con la excepción de Isabel Díaz Ayuso, a la que no se suele incluir en ese grupito por tres motivos: suena más raro lo de baronesa, se la considera más de derechas, y es poco creíble que Madrid sea una autonomía para reivindicar nada a favor de la periferia. Así las cosas, en el frente baronil tampoco se sitúa a Francina Armengol, la presidenta de Baleares, que está encantadísima de ser fiel a su jefe Sánchez. Cuando se escribe del frente baronil hay que tener cuidado, porque los correctores ortográficos son machistas, y te lo cambian a varonil, por su cuenta.

SER pensionista en este país parece una fortuna, pero es una desgracia. Ahora se ha puesto de moda, en plena oleada de populismo, que le quieran meter mano a los pensionistas y los sitúen al nivel de los ricos. Es raro que Juanma Moreno no quiera atraer a ricos pensionistas catalanes, para que se apalanquen en Andalucía, en vez de viajar barato con el Imserso. A los pensionistas les tienen cochina envidia, porque cumplen el sueño de una parte de los españoles: cobrar sin trabajar. Pero no es por casualidad, ni porque les haya tocado el Gordo de Navidad, sino porque cotizaron antes a la Seguridad Social (detalle que se omite) y siguen pagando su IRPF a Hacienda (detalle que asimismo se omite). Así que si les suben la pensión, ellos cobrarán más, y Hacienda también, porque los pensionistas ricos (o menos pobres) contribuyen.

HAN pasado cinco años desde el referéndum ilegal convocado en Cataluña el 1 de octubre de 2017. Fue un desastre para Cataluña y para España, y lo sigue siendo todavía, aunque no se quiera reconocer. Hoy el laberinto catalán sigue sin ninguna pista de soluciones, ya que los principales partidos de España (PSOE y PP) y Cataluña (ERC y Junts) están en una dinámica de intereses electoralistas, sin posibilidad de arreglos a corto plazo. Y las autonomías del resto de España (entre ellas Andalucía, que es la más grande) sufren una mala financiación, que guarda relación con ese conflicto.