EL discurso de Navidad de Su Majestad el Rey es como la cuadratura del círculo. Se intenta que contente a todos los partidos y que no sea conflictivo. Es misión imposible. A priori, ya se sabe cómo reaccionarán, pues depende de las convicciones. En el discurso de este año había gran expectación, a ver si el Rey se mojaba. Por supuesto, los de siempre estaban preparados para dispararle. No ha sorprendido nada. Aunque sí es interesante reflexionar sobre el papel de la monarquía constitucional en circunstancias como las actuales. Se suele decir que es el árbitro de la política nacional. Pero se puede arbitrar para pasar desapercibido o para tener protagonismo a lo Mateu.

LOS políticos tienen mala memoria histórica, por muchas leyes para la discordia que aprueben. Ahora se dice que hay dos PSOE: el de Pedro Sánchez y el de Emiliano García-Page y Lambán. En realidad, siempre han existido dos PSOE; menos en la Segunda República, cuando había tres; y durante el franquismo, cuando había uno, pero parecía que no hubiera ninguno. En 1974, se celebró el congreso de Suresnes, donde nació el felipismo. Después llegó el glorioso triunfo de 1982, cuyos 40 años de paz se han celebrado recientemente, por todo lo alto. Pero en el siglo XXI, se quemó la tortilla del felipismo, y volvió la divergencia.

DESDE el martes, parece que ha ocurrido una gran catástrofe en este país. Incluso se habla menos de Pedro Sánchez y los sediciosos. Algunos lo han calificado como hecatombe. Señores, no es para tanto. Según el diccionario, hecatombe es “un sacrificio religioso solemne con gran número de víctimas”. También se define como “suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales”. Que España no gane el Mundial es lo normal. Sólo ha ganado el de 2010, en toda la historia del fútbol. Con mejor palmarés, Italia no se clasificó para Qatar 2022, y Alemania fue eliminada en la fase de grupos. Y Marruecos apeó ayer a Portugal.

HOY es 4 de diciembre, el día de la Bandera de Andalucía. Esta fiesta es nueva, aunque con trasfondo histórico. Ha sido aprobada por la Junta, siendo presidente Juan Manuel Moreno Bonilla, que estuvo listo. La izquierda situada a la izquierda del PSOE (a la que no se denomina extrema izquierda) suele reivindicar el 4 de diciembre como el verdadero día de Andalucía, por las manifestaciones de 1977. También Alejandro Rojas-Marcos, líder del extinto PA, le recordó a Juanma la importancia histórica de esta fecha. De modo que el presidente de la Junta decidió la creación del Día de la Bandera de Andalucía, para que no lo adelanten por el carril del andalucismo reivindicativo. Y, a la vez, para distinguirse aún más de Vox, que es alérgico a las celebraciones de la autonomía andaluza, aunque tienen a 14 diputados cobrando en el Parlamento.

EL político español más influyente en la última década es Pablo Iglesias Turrión. Y el que más daño le ha causado a la democracia de este país también, porque ha sembrado la cizaña del populismo, que ha crecido a la izquierda y a la derecha. Llegó levantando la bandera de la nueva política, como una alternativa de izquierda. Y desde la derecha le opusieron como alternativa a Ciudadanos, que ha fracasado, porque jugaban a liberales y socialdemócratas, y para liberales ya estaba un sector del PP y para socialdemócratas un sector del PSOE. Se consolidó en el extremo izquierdo Podemos, y en el extremo derecho irrumpió Vox, que también son hijos de ese populismo, aunque con las ideas al revés. Los dos se necesitan y se alimentan, como se ve estos días.