EL político español más influyente en la última década es Pablo Iglesias Turrión. Y el que más daño le ha causado a la democracia de este país también, porque ha sembrado la cizaña del populismo, que ha crecido a la izquierda y a la derecha. Llegó levantando la bandera de la nueva política, como una alternativa de izquierda. Y desde la derecha le opusieron como alternativa a Ciudadanos, que ha fracasado, porque jugaban a liberales y socialdemócratas, y para liberales ya estaba un sector del PP y para socialdemócratas un sector del PSOE. Se consolidó en el extremo izquierdo Podemos, y en el extremo derecho irrumpió Vox, que también son hijos de ese populismo, aunque con las ideas al revés. Los dos se necesitan y se alimentan, como se ve estos días.

ERAMOS pocos (apenas 8.000 millones de seres humanos) y, de repente, parió la abuela Fifa un Mundial en Qatar. Será el más impresentable de la historia. Un ejemplo de cómo funciona el mundo en estos tiempos del calentamiento global. Se mire por donde se mire, todo lo que se encuentra es chungo. Empezando por la designación, para la que sobornaron votos por la cara y no pasó nada. Después llegaron las acusaciones por las muertes de trabajadores en las obras, que carecían de las normas básicas de seguridad. Los difuntos eran parias de la India profunda y Bangla Desh, huidos de Afganistán y gente así. Después llegaron quejas porque la homosexualidad está prohibida en Qatar. Y porque a las mujeres no les preguntan si es , o si es no. Y, para rematarlo, los hooligans quieren ir a los mundiales a emborracharse y no pueden.

NO es cierto que la supresión del delito de sedición sea el pago a los independentistas catalanes para que le aprueben los Presupuestos Generales del Estado. Ni que Pedro Sánchez se asegure la permanencia en el poder, con esa concesión, un año más, hasta que convoque elecciones. Pedro va más lejos, tiene más hartura de miras, como diría una ministra. El líder del sanchismo ha diseñado una hoja de ruta para el próximo lustro, que pasa por un tripartito con Unidas Podemos (o como se llame en el futuro) y con Esquerra Republicana, para gobernar en Cataluña y en España. Esa es su estrategia para derrotar al PP de Feijóo.

EL populismo del PSOE sanchista y de Unidas Podemos no sólo está dividiendo el país entre ricos y pobres. También están agravando la brecha generacional. La lucha de clases, que abanderaba el marxismo desde Marx, se ha ampliado a la lucha de generaciones. Pero no con unos planteamientos de filosofía política, sino confusos y maniqueos. Desde Unidas Podemos (que se presentó como el partido de la juventud indignada) y desde el PSOE (que se ha subido al carro con Pedro Sánchez) han considerado que se deben apoyar en los jóvenes, pues al fin y al cabo van a vivir más tiempo y son los votantes del futuro. Aparte de medidas electoralistas, ya suficientemente comentadas, el asunto es más profundo. Porque están propiciando una división peligrosa.

CON naturalidad, como quien no quiere la cosa, este país se está dividiendo en pobres y ricos. Algunos dicen que es por culpa de la lucha de clases marxista, que sustenta ideológicamente a los partidos del Gobierno, especialmente al sector de Unidas Podemos, y que ha contagiado a aquel PSOE socialdemócrata de hace 40 años. Creo firmemente que no es tanto un problema teórico como práctico. En los últimos años (quizás desde que Pedro Sánchez es presidente y Pablo Iglesias era vicepresidente), los pobres van en aumento. Ciertamente, hay más. ¿Y de quién es la culpa? Como el Gobierno no va a asumir su responsabilidad, acusa a los ricos, cada vez más odiados.