SÁLVESE quien pueda. Llega el verano y empieza algo diferente. Propongo que en el futuro designen el 21-J como Día del Orgullo Turístico. Van a abrir las fronteras interiores entre las autonomías y las exteriores con algunos países europeos. Y el miércoles ya veréis los festejos de la noche de San Juan, en ciertas playas del Mediterráneo. Se amplía la libertad de viajar, que había sido suprimida en los últimos meses por el estado de alarma de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y queda la sensación de “¡Españoles todos: la guerra del coronavirus ha terminado!”. ¿De verdad? ¿Y el coronavirus se ha quedado cautivo y desarmado? No, no del todo; se ha ido a hacer las Américas. Será por culpa de Cristóbal Colón.

DESPUÉS de tres meses sin ver el mar, los sevillanos querían ir a Chipiona o Matalascañas, y los cordobeses a Fuengirola, y los jiennenses a Almuñécar o Roquetas. En fin, viajar un poco, además de las familias separadas y otras circunstancias. Se ha descubierto que Andalucía está más integrada de lo que parecía. Sin embargo, nadie esperaba que en Bruselas pidieran a los países europeos que abran las fronteras comunes desde el 15 de junio; o sea, a partir de mañana. Y aún menos que las van a abrir en Francia (pero no con España), Alemania, Bélgica, Italia, Grecia y otros países. Por el contrario, en España algunos alemanes llegarán ya mañana a las islas de Baleares, pero seguimos en la desescalada, y con la calculadora de Fernando Simón que se le ha quedado estropeada, y no cuenta los muertos.

UN guardia civil, apellidado Pérez (aunque no De los Cobos), ganó el concurso de Supervivientes 2020. Con ese programa, Telecinco ha batido un récord de audiencia, con cuatro millones de telespectadores, ya los quisiera Pedro Sánchez en sus últimas intervenciones, que se las cortan hasta en los telediarios. El guardia civil Jorge Pérez obtuvo el 81,6% de los votos del público, un resultado ideal, que haría innecesario pactar con nadie las alarmas; ni con Frankenstein, ni con Ana María Aldón, que fue segunda. Se ha interpretado el resultado en clave más allá. Algunos oyeron “guardia civil”, “Pérez”, y allá que votaron. El tricornio se ha puesto muy de moda, es uno de los stickers preferidos. Pero no se confundan: los verdaderos supervivientes son ellos, los del Gobierno.

EL relato de lo que ha ocurrido en España no lo va a reescribir, manipulado, este Gobierno, porque ya está escrito. Podrán destituir a personas íntegras, como el coronel Pérez de los Cobos, o enviar signos al Poder Judicial. Podrán utilizar métodos propios de una dictadura bananera. Pero quedará la realidad. En los periódicos de tres semanas trágicas (del 24 de febrero al 15 de marzo) está escrita la historia del coronavirus. Ahí se descubren los errores iniciales que han causado 30.000, o quizás 40.000 muertos en España. Y ahí se ve que la Guardia Civil ha contado la verdad. Aunque les duela, que motivos tienen. Se equivocaron.

EL PSOE tiene la culpa de que Pedro Sánchez esté en la Moncloa con ese Gobierno, y también la llave para obligarlo a que dimita. Le dieron una segunda oportunidad y cometieron un error histórico. Después, por la avaricia del poder, aunque fuera uniéndose a Frankenstein, no asumieron que el peligro lo tenían en casa. El pasado miércoles, Pedro Sánchez confirmó que la mentira es su programa. En los últimos días, ha engañado a Ciudadanos (¡vaya papelón!), al PNV (que se las prometía muy felices), a Bildu (a los que blanquea con un pacto que duró sólo tres horas) y a Unidas Podemos (que han sido los artífices de ese pacto con los proetarras y de algunas desgracias más). Pero a Pedro Sánchez no lo echarán las manifestaciones en automóviles de Vox, las caceroladas con banderas, ni la oposición mal explicada de Pablo Casado. A Pedro Sánchez sólo lo echará el PSOE. Si es que está dispuesto. Y sería mejor pronto que tarde.