CON la muerte de José Luis Garrido Bustamante se nos va un pionero de la televisión y la radio en Andalucía. Tras su fallecimiento, se han recordado sus méritos, que son múltiples y variados. Fue el estandarte de RTVE en Andalucía, en los años de la transición, una voz solemne e inconfundible, que venía de Radio Nacional de España, y que se amoldó a la televisión hasta convertirse en su referente andaluz cuando la autonomía estaba recién nacida. José Luis fue la voz de su tiempo. Y para los sevillanos fue algo más: la voz del cofrade. Es decir, fue el profesional que consagró la televisión como un medio de comunicación esencial para las cofradías. Encumbró la pequeña pantalla como una referencia imprescindible para la difusión de la Semana Santa.

UN poeta sevillano, Antonio Machado, al que le han dedicado una exposición junto con su hermano Manuel, escribió un poema muy conocido, titulado Recuerdo infantil. Fue publicado, hace más de un siglo, en Soledades, su primer libro. Esto antes se estudiaba en Bachillerato, y casi todos los jubilados con estudios secundarios se lo saben de memoria: “Una tarde parda y fría/ de invierno. Los colegiales/ estudian. Monotonía/ de lluvia tras los cristales/”. Después incluye otras consideraciones sobre un cartel de Caín y Abel, el maestro mal vestido, enjuto y seco, y el coro infantil que va cantando una lección. Y sigue lloviendo, con monotonía, no aclara si mucho o poco. Estaban en clase, no las suspendieron, y el poema no dice nada sobre alertas rojas, naranjas o amarillas.

AL valorar el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se va a celebrar en Sevilla, se debe tener en cuenta que no es sólo una procesión extraordinaria con ocho imágenes de gran devoción. El Congreso, en sí mismo considerado, debe dejar importantes aportaciones sobre la religiosidad popular, que no conviene minimizar, ni mucho menos tapar. Y también es del máximo interés la programación cultural, con conciertos y exposiciones. Algunas de las exposiciones se pueden puntuar con cinco estrellas, y ya se pueden visitar.

TRANQUILOS, que habrá procesión de clausura, con permiso de las autoridades y si el tiempo no lo impide. Tranquilos, que vendrán los cardenales del Vaticano para las conferencias. El Congreso al que me refiero es el otro Congreso: el que va a celebrar el PSOE en Sevilla para pasear bajo palio a Pedro Sánchez. Con la que está cayendo, después de lo ocurrido, mejor que lo aplacen. No lo duden. Se considerará un acierto. Y, además, resulta feo organizar un Congreso Federal la semana anterior al Congreso Internacional de las hermandades, con la escasez de policías que tenemos y lo caros que cuestan estos eventos.

UNA catástrofe como la de Valencia era inimaginable en este país. Por eso, después de las inundaciones, no nos podemos quedar sólo con la baja política. Ni tampoco sólo en la resignación de una lluvia de millones que contribuya a la reconstrucción de todo lo destruido. Por supuesto que hay que tomar decisiones e invertir para paliar cuanto antes mejor las pérdidas. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón tienen una alta responsabilidad, incluso personal, porque no estuvieron a la altura de las circunstancias. Esta catástrofe les obliga a adoptar medidas de fondo y a que las autoridades actúen para que en el futuro no ocurra algo de similar gravedad. Ha llegado el momento de analizar, diagnosticar y corregir el paisaje alterado.