HA comenzado 2020, que será el Año del Populismo y afectará a todo. El Gobierno de coalición que formarán el PSOE de Pedro Sánchez con Unidas Podemos de Pablo Iglesias puede facilitar algo nunca visto en la España democrática, como que un matrimonio forme parte del Consejo de Ministros, con dos carteras y dos sueldos. Al margen de esa curiosidad, la gente hace apuestas para ver si ese Gobierno se comerá los polvorones de Estepa en la Moncloa, o no, en la Navidad de 2020. Mientras que otros opinan que serán España y los españoles quienes se comerán menos polvorones en 2020. Ya se verá lo que pasa, porque al principio esto va a ser como Jauja.

TODOS los años, cuando llega el 1 de enero, los ojos misericordiosos se vuelven hacia la plaza de San Lorenzo. En su basílica, aguarda el Señor del Gran Poder el comienzo de otro año, que es también el inicio de su quinario. Por mucho que vuelvan los ritos (nunca se repiten, nada es igual de lo que fue) conservan esa pureza del tiempo de la espera, que marca el camino en el que dejaremos las migajas de la vida. Ha llegado 2020, que no es un año más para el Gran Poder de Sevilla. Es el tiempo en que están conmemorando los 400 años del Señor. Y todo lo demás que nos podría parecer sólido, se hace etéreo, porque ante su andar valiente todo se desvanece, como el humo de un cirio que se apaga.

LOS habitantes que ha perdido Sevilla en el último padrón caben en dos autobuses. Son sólo 119 personas. Más se perdió en Cuba, como se sabe, incluso ahora en Bolivia. En Sevilla se puede decir que Virgencita, más o menos, se quede como estaba. No es un gran fracaso del alcalde Juan Espadas. No es para que se flagele en la Plaza Nueva. Más polémico es lo del IVA de las sillas y palcos. Con los 700.000 habitantes de Sevilla tenemos un trauma desde el siglo pasado. Todos los alcaldes han caído en esa obsesión, especialmente los dos últimos, Zoido y Espadas. Sevilla tiene 688.592 habitantes, por lo que está a 11.408 de conseguir el objetivo. Es cuestión de perseverar y de procrear, pues de eso se trata.

HOY y mañana son los últimos días para pagar peaje en la autopista AP-4 entre Sevilla y Cádiz. A partir del miércoles saldrá gratis. Los usuarios lo notaremos en el bolsillo y el Estado también. El 21% de los 7,45 euros que pagamos es para el IVA, además de que la empresa concesionaria hacía el mantenimiento, que ahora costará al Estado más de 150 millones de euros. También los ayuntamientos dejarán de cobrar el IBI. En la autopista AP-7, entre Alicante y Tarragona, va a suceder lo mismo desde el miércoles, así que ya veremos lo que tardan en establecer otras medidas compensatorias, o en subir el precio de la gasolina y el diesel contaminantes.

LA buena gente que es inteligente pensará: esta es la inocentada del año. Se dice… Así, de pronto, coincidiendo con el 28 de diciembre. Se dice… Como se decía en el programa Saeta de Radio Vida, en los tiempos de Carlos Schlatter. Se dice que van a cobrar a los abonados de las sillas y palcos el 21% de recargo por el IVA. Se dice y la gente empieza a pensar mal: esta es la primera subida de impuestos de Pedro y Pablo. Antes de que tomen posesión, Hacienda que somos todos (pero sobre todos ellos) ya ha empezado a meterle mano a las cofradías donde más les duele, que es en la cartera.