ESTOY siguiendo con cierta sorpresa, no exenta de perplejidad, la polémica suscitada por los horarios e itinerarios de la próxima Semana Santa. No sólo el Martes Santo, también la Madrugada, o incluso el Domingo de Ramos. El problema principal es filosófico. Hasta 2017 se entendía que las cofradías gozaban de cierta autonomía (coordinada y limitada por el Consejo) para disponer sus horarios e itinerarios. Se consideraba un derecho, que se respetaba salvo excepciones. Sin embargo, a partir de los incidentes en la Madrugada de ese año (sumados a los antecedentes), hubo un cambio de rumbo. Y a partir del atentado ocurrido ese verano en las Ramblas de Barcelona (que no tiene nada que ver, por supuesto, con la Semana Santa) se extremaron las medidas de seguridad en eventos públicos, con una consecuencia innegociable: ahora ordena y manda el Cecop.

EL antiguo Mercado de la Puerta de la Carne parece que ha sido víctima de una maldición. La historia del edificio es conocida. Sus desventuras arrancan del siglo pasado. Los tres últimos alcaldes, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), Juan Ignacio Zoido (PP) y Juan Espadas (PSOE) presentaron proyectos variados. Puede que llegue otro alcalde con las mismas buenas intenciones. Sin embargo, el edificio de la Puerta de la Carne (que como tal mercado se trasladó a la antigua estaciíon de San Bernardo, antes de abrir el gimnasio) sigue cerrado al público, tras haber servido para el alojamiento de okupas. Por fin empezaron las obras, pero las frenaron al poco tiempo. Y ahora, cuando parecía que iban para adelante, llega el horror: un arboricidio.

SE le nota al PSOE que está impaciente por las elecciones municipales. Es el partido más madrugador para confeccionar las listas. En algunas capitales andaluzas, como Cádiz, ya han dado a conocer hasta el orden completo de sus candidatos. En Sevilla, sin llegar a tanto, han elegido a los militantes y militantas que  formarán la candidatura, incluso han comunicado los nombres segregados por sexos, antes de confeccionar la lista con su cremallera. Es un equipo continuista, espadista y susanista, pensado para gobernar el Ayuntamiento. Claro que Juan Ignacio Zoido, en 2015, contó con un equipo continuista para que siguiera gobernando el PP, y no le salieron las cuentas. Veremos lo que pasa en mayo.

SEVILLA es una ciudad imán, que atrae a otras ciudades imitadoras, ansiosas por copiarla. Ahí tenemos los casos de la Semana Santa y la Feria. En Sevilla nunca se ha planteado copiar las procesiones de Bercianos de Aliste (Zamora), ni tocar los tambores como en Híjar y Calanda (Teruel). Sin embargo, en media España se han dedicado a sacar pasos con costaleros al modo sevillano, a macarenizar vírgenes de rasgos góticos, a cambiar túnicas de rasos variopintos por las de ruán negro con cinturón de esparto. Lo mismo en la Feria. Pronto habrá ferias de abril incluso en Tanzania. Y así pasa con todo, también con los premios Goya.

EL caso del presunto bonzo, que intentó provocar un incendio y después quemarse en el convento de las Siervas de Jesús, en la calle San Vicente, es curioso. Ha trascendido ahora, aunque ocurrió el 12 de febrero; es decir, dos días después del acto de gamberrismo contra el patrimonio en la iglesia de San Martín. Por supuesto que no tiene nada que ver, es una casualidad. El individuo parece un pirado, más que un pirómano, aunque quedó en libertad tras declarar. Mientras que la pintada incendiaria anarcofeminista fue obra de una chica joven, que se fotografió junto a su hermana y lo subieron a Instagram. Después se asustaron, al ver la repercusión, y acudieron a la Policía junto a su madre. Fue alabada la habilidad de la Policía para descubrirlas, aunque se descubrieron ellas mismas.