ESTAMOS perdiendo las costumbres tradicionales de toda la vida. Esto crea desasosiego e incertidumbres. Antes las rebajas de enero se aguardaban con entusiasmo. Empezaban el día 7, con las colas en busca de las gangas. Esas señoras que incluso se empujaban en la puerta de El Corte Inglés para lanzarse en tromba hacia la primera planta. Puede que en otros tiempos incluso se formaran colas en la puerta de Simago y de Soriano, ya no lo recuerdo. También había rebajas en El Piojito, y a veces incluso se inundaba en aquellos lunes junto al estadio Carranza. Eran otros tiempos. Ahora, por el contrario, estamos profetizando el fin de las rebajas.

ASÍ como agosto es el gran mes de Cádiz, enero sería el peor con diferencia, si no tuviéramos el Carnaval, que aporta mucho entretenimiento y un motivo para la felicidad, o lo que sea. Hay personas contrarias a nuestra fiesta que despotrican con grande ignorancia. Culpan al Carnaval del atraso de Cádiz, incluso del paro, de la falta de iniciativas emprendedoras, de la incapacidad de los gaditanos para reproducir el esplendor de siglos pretéritos. Incluso yo mismo he escrito que nuestras autoridades se aprovechan para hacerse los suecos. ¿A quién le importa ya el presupuesto municipal de David Navarro? Véase la cara de felicidad del alcalde González cuando se transforma en Kichi, nada más que entra en el Falla.

EN el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz ha ocurrido un hecho portentoso. La concejala de Cultura, Eva Tubío, miembra de Ganemos (o sea, de Izquierda Unida) presidió la presentación del pregonero de la Semana Santa, Juan Carlos Torrejón, y del cartel, obra del fotógrafo Jesús Patrón. Y, para que no faltara un detalle, encima tenía el retrato del rey Felipe VI, que pintó Antonio Álvarez del Pino, y que preside dicho salón. A su lado, estaba Álvaro de la Fuente, concejal de Podemos, vestido con traje oscuro y con corbata azul. Este interés municipal por los eventos cofrades no se recordaba desde antes de la Revolución de junio de 2015.

COMO estamos en Carnaval, la gente ya no se interesa por la política loca, digo local, sino que habla del tiempo y de la gripe. Apenas se conocen personas gaditanas que no hayan padecido la gripe o un buen catarro en este maldito invierno. En el SAS también andan como locos, con las urgencias colapsadas y tal. La culpa es de la gripe, que casi ha quintuplicado su incidencia, si la comparamos con el año pasado. El invierno anterior había en la provincia 167 casos de gripe por 100.000 habitantes, mientras que este invierno hay 716. La estadística tiene toda la pinta de ser falsa, hay muchos más, pues algunos no acuden al médico, ¿y cómo se enteran en el SAS? Hasta nuestro entrenador, Álvaro Cervera, se pilló la gripe. Esperemos que no se la contagie a la plantilla.

CONSEGUIR el fin de los gorditos y las gorditas. Ese es el objetivo que se ha marcado la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Por fin ha llegado una señora con las ideas claras, la consejera Marina Álvarez, que ha recordado que la obesidad está muy mal, siguiendo lo que dice la Organización Mundial de la Salud, tampoco lo ha inventado ella. Y además los gorditos y las gorditas le cuestan una pasta (y un pico) a la Sanidad pública, que paga todo el mundo, incluso los esqueléticos y las esqueléticas. Así que ha comenzado la campaña por una alimentación saludable, sin porquerías ni grasas que engorden. Tiempos de amor al deporte, en los que practicará ejercicio físico todo aquel que no esté lisiado o lisiada. Dicho de otro modo: ya no gustan las curvas, que se quedarán para los puertos de montaña.