LA gente sencilla y los sanchistas acérrimos creen que en noviembre Pedro Sánchez volverá a ser presidente del Gobierno, y que seguirá en la Moncloa durante los próximos cuatro años. Consideran que las exigencias de los partidos de Frankenstein son un simulacro, para al final consentir el sí es sí y rendirse a los atractivos del presidente. Algo obtendrá cada uno en ese reparto: una amnistía, un referéndum, una mesa de negociación, cambiar palabras para que una nacionalidad sea una nación, unas transferencias, un recorte de la deuda, una financiación en la que dos y dos sumen cinco, una jornada laboral de menos horas y más sueldos que pagan las empresas, un blanqueo de la memoria histórica de hace 10 años mientras manipulan la de hace 75 años. Cualquier cosilla que presentar a sus aficiones para no volver a votar a corto plazo. Ante el riesgo de que gane Feijóo, ese pérfido señor, al que no quieren ni los suyos. O eso parece.

TODAS las televisiones públicas y privadas han repetido cientos de veces la imagen del beso no consentido de Luis Rubiales a la futbolista Jennifer Hermoso. Se entiende que la difundieran en los primeros días, para conocimiento del público. Pero el pasado viernes se han cumplido dos meses desde que el ex presidente de la RFEF depositó dicho ósculo (popularmente denominado pico) en los labios de la futbolista. Y lo siguen repitiendo, que es lo peor. Ese acto ha sido denunciado como presunta agresión sexual, y algunos dijeron que le podían caer cuatro años de cárcel a Rubiales. Así que insisten con la imagen de un presunto delito, dos meses después. Pregunto: ¿para esto no existe la deontología profesional del periodismo?

DESDE la noche del 23 de julio sólo se habla del poder de Cataluña para determinar la política española. Sin embargo, Andalucía dispone de 61 escaños, mientras que en Cataluña se distribuyen 48 y en Madrid 37. Sucede, además, que Andalucía es la comunidad que ha aportado más diputados al PP y al PSOE, pero no fue decisiva. El PP consiguió 25 en Andalucía, 16 en Madrid y 6 en Cataluña. El PSOE obtuvo 21 en Andalucía, 10 en Madrid y 19 en Cataluña. Entre las tres, suman 47 del PP y 50 del PSOE. El sanchismo se ha atrincherado en Cataluña, como se ha explicado, porque el PP le ganó con una diferencia de 4 en Andalucía y de 6 en Madrid, pero el PSOE le endosó 13 de diferencia al PP en Cataluña.

ALGUNOS politólogos consideran que fue un milagro. Quizás porque ocurrió el martes 3 de octubre, festividad de San Francisco de Borja y víspera de San Francisco de Asís, y estaban en el sevillano palacio de San Telmo. Es posible que en Doñana toda la noche oyeran pasar pájaros, como hubiera recordado Caballero Bonald. Pero nadie oyó llover, por muy buen oído que tengan, pues ese sí que es un milagro de superior dimensión, que suele necesitar rogativas previas. Lo cierto es que en San Telmo alcanzaron un acuerdo entre la Junta de Andalucía, que gobierna el popular Juanma Moreno, y la vicepresidenta tercera del Gobierno sanchista, la socialista Teresa Ribera, y lo celebraron juntos, y se dieron la mano.

HOY se cumplen seis años del referéndum independentista que organizó Puigdemont. Después se fugó y ahora está a la espera de amnistía, para que monten otro cuando puedan. Pero no se preocupen los defensores de la unidad de la Patria. Cataluña no será independiente. Al menos, no a corto plazo. Ellos juegan a amenazar y tensar la cuerda, pero sin romperla. En un artículo que publiqué en este Diario el 6 de agosto, titulado Cataluña ganó las elecciones, detallaba por qué el voto de los catalanes decidió el resultado del 23-J. Pero no es la primera vez que resulta decisivo.