ARRANCA julio, que es el mes más raro del año. En Sevilla algunos (y no pocos) se comportan como si no existiera. De modo que en la segunda quincena de junio han proliferado actividades de todo tipo. La última semana es trágica, porque dejan casi todo para el final. Así consultas la agenda y resulta que el martes 25 tenías tres actos a la misma hora, el miércoles 26 eran cuatro, el jueves 27 subieron a cinco, el viernes 28  bajaron a cuatro y el sábado 29 y el domingo 30 se reservaron para el ocio y las fiestas religiosas. Ahí quedó. Sin llegar a las 17 procesiones eucarísticas que salieron el domingo 23 de junio. Los santos alcanzan mucho protagonismo en junio, aunque en Sevilla no hay playas para quemarlas en la noche de San Juan. Interesan más las lágrimas de San Pedro.

EL alcalde, los concejales y las concejalas también necesitan llegar a fin de mes. También son criaturas de Dios y tienen sus gastos. Pero son los representantes del pueblo, por lo que deben cuidar las formas, especialmente en los barrios pobres. El mismo día en que se hace público que los salarios de los españoles han caído un 2% desde el comienzo de la crisis, van ellos y ellas al pleno y se lo suben una media del 40%. Al parecer, no se subían el sueldo desde el siglo pasado. La mayoría de los concejales de Sevilla no habían sentido el placer de llegar a casa y contar a su familia: “¡Me han subido el sueldo!”. Hay ediles, como la portavoz de Vox, Cristina Peláez que han entrado en el Ayuntamiento con un pan debajo del brazo. Y, además, votó en contra. También Susana Serrano, la de Adelante Sevilla, que dijo que van a donar más dinero a los pobres. Justicia distributiva.

ES normal que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, esté contento por haber inaugurado una obra pública: el AVE de Madrid a Granada. Como pasa tantas veces, el que corta la cinta (en este tren, con dos décadas de retraso) no suele ser el presidente que dio luz verde al proyecto. Sin embargo, resulta más raro que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, diga que las comunicaciones ferroviarias entre Sevilla y Granada van a mejorar sustancialmente con los transbordos en Córdoba, y sobre todo con el bypass previsto en Almodóvar del Río. En vez de afrontar por derecho el fracaso del AVE transversal en Andalucía, que perjudica a Sevilla. Es otra chapuza, que merece figurar en la lista de la plataforma de las fuerzas vivas.

OTRO ejemplo de chapuza para la plataforma de las fuerzas vivas. En el debate sobre los túneles de la SE-40 y la ampliación del puente del Centenario, se ha llegado a un momento delicado: intentan dar gato por liebre. Otra vez lo más barato, por encima de lo más necesario. Tanto el Gobierno central como la Junta de Andalucía, en sus proyectos pendientes en Sevilla, están apostando por el chapucerío. Después de muchos años de retraso, hay que construir lo necesario. Por eso, es bueno que las autoridades locales y las fuerzas vivas pongan los puntos sobre las íes. El presidente del Puerto, Rafael Carmona, salió al quite garboso, al recordar que la SE-40 sólo se puede admitir con los cuatro túneles previstos para atravesar el río Guadalquivir.

ENTRE lo bueno, lo bonito y lo barato, la Junta de Andalucía ha escogido lo barato en la Ciudad de la Justicia. Además, el vicepresidente y consejero de Justicia, Juan Marín, ha conseguido la complicidad del alcalde, Juan Espadas, para un proyecto que puede ser la primera piedra para cerrar otros acuerdos. Al supeditarlo a un plan de movilidad y mejora del transporte público ganan (¿o pierden?) más tiempo, ya que el propio Marín asume que no se podrá inaugurar antes de cuatro años. El principal problema para ubicar la Ciudad de la Justicia en los edificios de Palmas Altas es que los sectores profesionales más afectados (como los abogados, los jueces, los fiscales o los procuradores) se han pronunciado mayoritariamente en contra. Sus quejas son bastante coherentes.