EL accidente del microbús de la línea C-5 de Tussam en la Campana fue algo más que un accidente. Por su aparatosidad, por lo que pudo pasar, por el lugar tan céntrico, por la fecha (en pleno puente de la Inmaculada), ha sembrado dudas y cierto alarmismo. En el Ayuntamiento se le ha quitado hierro al asunto para tranquilizar. Los partidos han estado a la altura de la circunstancia, con realismo y sin populismo. Ante desgracias como esta, buscar responsabilidades del alcalde está de más. Juan Espadas tendrá más o menos aciertos, pero no puede evitar los fallos técnicos de un microbús de Mercedes, cuyo origen aún no se ha explicado de un modo comprensible.

CON la polémica que se ha montado entre los túneles o el puente para la SE-40, la plataforma Sevilla Ya ha quedado virtualmente dinamitada. Es decir, ha demostrado públicamente, a los ojos de los sevillanos, que no sirve para unir a las fuerzas vivas. ¿Cómo pueden exigir al Gobierno que invierta en Sevilla, si no son capaces de ponerse de acuerdo entre ellos? Ya escribí que esta polémica es como la de los galgos y los podencos. Puede ser túnel o puede ser puente. Hay argumentos en ambos sentidos; pero cuando esa decisión ya se ha adoptado, volver a plantearlo sólo conduce a demorarlo o no hacerlo. Tampoco existen garantías de que más adelante, antes de empezar las obras, alguien presente otra ocurrencia y se vuelva a replantear.

EL Parlamento de Andalucía ha dado luz verde y blanca al Presupuesto para 2020, presentado por el Gobierno del PP y Ciudadanos, con el apoyo de Vox. Al consejero Juan Bravo le han aprobado dos presupuestos en cinco meses. El Trifachito, como lo llamó el PSOE de Susana Díaz, está funcionando mejor de lo que se esperaba. A pesar de algunos paripés, de cara a la galería, no han existido desavenencias insalvables. A diferencia de otras autonomías, donde hay divergencias innegables, en Andalucía el talante de los tres responsables es moderado. Y esa es la base para que se pongan de acuerdo. Andalucía tendrá presupuesto para 2020 porque no hay fisuras insalvables en la mayoría alternativa que se formó. Es lo que más duele al PSOE de Susana. El Trifachito no tiene una vitola facha.

NO es lo mismo la ocupación hotelera en el puente de la Inmaculada que la okupación de los pisos y las huellas de pintadas en el barrio de San Lorenzo. Es una forma diferente de entender el alojamiento. En el pasado puente festivo (que este año adquiría proporciones majestuosas) la ocupación hotelera rebasó las estimaciones previstas. Alcanzó el 96% en Sevilla, acercándose a lo que consideran lleno técnico. En los bares y restaurantes no se cabía a las horas punta, que es cuando todo el mundo intenta comer solomillo. En los aparcamientos del casco antiguo pusieron los cartelitos de completo. En las calles había bullas. Y todo ello a pesar de que la Cumbre del Clima se celebraba en Madrid, donde los hoteles estaban carísimos y alcanzaron menos ocupación.

ESTAMOS en el momento de ver si son galgos o podencos, si hacen falta túneles o un puente en la SE-40 para cruzar el río Gualdaquivir. Esto de los galgos y los podencos viene de una fábula de Tomás de Iriarte, del siglo XVIII, titulada Los dos conejos. La fábula es un género muy práctico, que se ha perdido, pero sigue latente en la conciencia de la gente. Los dos conejos se paran a discutir si los perros que los persiguen son galgos (como sostiene uno) o podencos (como dice el otro), con lo cual los alcanzan, y adiós muy buenas para los conejos. El mensaje de Iriarte se podría aplicar también a los que discuten por la SE-40, o por todo lo que se proyecta en Sevilla: “Los que por cuestiones/ de poca monta/ dejan lo que importa/ llévense este ejemplo”.