UNA de las grandes incógnitas para el PSOE, después de las elecciones municipales, era la continuidad de Fernando Rodríguez Villalobos como presidente de la Diputación Provincial de Sevilla. No era una cuestión menor, sino que afectaba directamente a la línea de flotación en la estabilidad del PSOE-A. Enseñaron cuchillitos afilados y hubo amagos de cortar cabezas. Pero, al final, los pedristas los han envainado y los susanistas han respirado con alivio. Ha sido un pacto de conveniencia. Así los seis presidentes  socialistas de las diputaciones andaluzas, todos ellos susanistas, continuarán en sus cargos. A cambio de colocar como diputados provinciales (siempre con buenos sueldos, no se olviden de ese detalle) a algunos cualificados pedristas.

CON razón, se suele decir que la alegría va por barrios. El sábado le dieron una alegría a los manteros del centro de Sevilla, gracias a la toma de posesión del nuevo Ayuntamiento y a la boda de Sergio Ramos. Como hay los policías que hay, y no se pueden multiplicar como los panes y los peces, estaban distraídos con otros menesteres. Primero, lo principal, que es vigilar el Ayuntamiento cuando llega una nueva Corporación para los próximos cuatro años. Y, por la tarde, primero lo principal, que era la boda del siglo de Sergio Ramos y Pilar Rubio, que atraerá miles de despedidas de solteras y solteros en los próximos meses. De modo que se bajó la guardia, para mayor escarnio de Bimba y Lola.

UNA vez que Juan Espadas ha tomado posesión de la Alcaldía llega el tiempo del nuevo gobierno municipal. ¿Nuevo? Ese gobierno seguirá formado por Antonio Muñoz y Juan Carlos Cabrera. Y algunos más…  Muñoz y Cabrera forman el dúo dinámico de las concejalías. Muñoz y Cabrera son como Manolo y Ramón, o como Simon & Garfunkel, puede que incluso como Ortega y Gasset (que era uno, pero parecía dos, porque era él y sus circunstancias), o como los niños de sus ojos. Se dijo que son su mano derecha y su mano izquierda, con cierta guasa, porque Cabrera estaría orientado hacia los rancios y Muñoz hacia los progres, uno con corbata y otro con polito negro. Uno para arañar votos por aquí y otro para conseguirlos por allí. Entre ambos se reparten el pastel, y a los otros y a las otras les dejan alguna ración.

HOY vivirá Sevilla otro día histórico. Y no porque tome posesión el nuevo Ayuntamiento, para los próximos cuatro años, con el alcalde Juan Espadas, que será reelegido. Es porque se casan Sergio Ramos y Pilar Rubio en la Catedral. Otro gran sábado, después de que viniera el rey Felipe VI dos semanas consecutivas para la final de Copa y el desfile de las Fuerzas Armadas. En esta ocasión no vendrá el Rey, pero el evento es la boda del siglo XXI. Este Sergio Ramos es el mismo que pedía perdón en el estadio Sánchez Pizjuán cuando le marcaba un gol al Sevilla, mientras era fuertemente abucheado. “No le perdonan”, decían los cronistas deportivos en las radios y las televisiones. Pues ya ven. Cortarán el tráfico y cerrarán la Catedral. El fútbol multimillonario es la nueva aristocracia.

A partir de mañana, cuando sea reelegido alcalde, Juan Espadas dispondrá de cuatro años para llevar adelante su programa de gobierno. Con 13 concejales, el PSOE no tiene mayoría absoluta, pero es como si la hubiera alcanzado, porque la fragmentación le beneficia para los acuerdos. Tiene la ventaja de sumar mayorías con Ciudadanos o con Adelante Sevilla, a los que podrá recurrir según las circunstancias. No está claro si la fragmentación aumentará, ya que podría darse el caso de que Adelante no termine los cuatro años como un solo grupo, según sea la evolución  de Unidas  y Podemos. Pero eso es un futurible, sin sentido ahora. Espadas lo tiene bastante claro si sabe pactar. Sus grandes retos van a ser las infraestructuras pendientes, el turismo sostenible y los barrios pobres.