JUSTA victoria del Cádiz ante el Tenerife, al que perdonó la goleada en los minutos finales. Un partido que estuvo condicionado por el viento de levante, pero también por la mejoría del repertorio futbolístico que ofrece el Cádiz tras los fichajes de invierno. Machís no marcó esta vez, aunque tuvo dos ocasiones muy claras al final y confirmó que se ha convertido en la figura del equipo. Es un tormento para los rivales cuando encuentra espacios. La imagen del Cádiz en el segundo tiempo fue muy sólida, y también esperanzadora.

LA victoria del Cádiz en Alcorcón fue merecida. Aunque la consiguiera cuando se quedó en superioridad por la justa expulsión de Laure. El Alcorcón no había hecho nada para ir ganando hasta entonces, excepto aprovechar un regalo en la única ocasión de gol que crearon en toda la mañana. Por el contrario, el Cádiz tuvo luces y sombras, padeció a un árbitro casero y ciego en el área local, y reaccionó al final, cuando el entrenador hizo retoques para jugar al fútbol en vez de dar melonazos. A veces el plan B (que es mover el balón con sentido, sin patadas a seguir) también funciona, señor Cervera.

EL Cádiz de esta temporada es un equipo de rachas. Tuvo una excelente en noviembre y parte de diciembre. Pero desde que entró el nuevo año no ha conseguido ganar. ¿Por qué? Por varios motivos, pero sobre todo dos: errores defensivos que cuestan muy caros y la penuria anotadora de Lekic en los últimos partidos. El Cádiz pudo puntuar en Oviedo, lo mereció a ratos, pero estuvo demasiado generoso. Lo mejor del mercado de invierno es el fichaje de Machís. Lo peor es que no han contratado a un delantero centro de garantías. Eso puede costar una temporada mediocre. Los primeros clasificados se están alejando.

EL Cádiz sumó un punto ante el Mallorca con un final de partido heroico. Acabaron con nueve jugadores por las expulsiones de Jairo en el primer tiempo (nada más marcar el Mallorca) y de Marcos Mauro en el segundo (nada más marcar el Cádiz). Fue un partido de juego grosero, de brusquedades innecesarias y de niñaterío impropio de profesionales. En ese escenario chungo, el Cádiz llevó las de perder y cayó en la trampa. El Mallorca, que hizo un buen primer tiempo, fue contenido cuando el Cádiz estaba en inferioridad y sin laterales. El árbitro Arcediano, en ese río revuelto, jugó a pitar lo difícil y olvidarse de lo evidente.

PARA pelear por los puestos de arriba hay que ganar partidos como el de Almería. El Cádiz regresó con un punto y se le escaparon dos. Falló un penalti, mal lanzado por Álex, y se quedó con un jugador menos para el último cuarto de hora por una autoexpulsión de José Mari. Dos errores graves que condicionaron el resultado final. Pero al Cádiz le faltó ambición y le sobraron imprecisiones. Jugó con mentalidad de equipo pequeño, de amarrar el puntito como primera medida ante un Almería que sólo creó una jugada clara de gol.