PARA peatonalizar como Dios manda hacen falta peatones. Si se peatonaliza una calle o una plaza, y por allí pasan pocos seres humanos, se está adoptando una medida inútil. Es lo que ha sucedido con las obras en la plaza de España gaditana. El anterior equipo de gobierno, en los tiempos de Kichi, defendió esa remodelación como uno de sus mejores logros. Martín Vila la puso de ejemplo. Y es verdad que allí hicieron algo, no como en el pabellón Portillo o el teatro del Parque, donde no hicieron nada. Pero lo hicieron mal. Y, por consiguiente, será necesario rehacerlo. Es un ejemplo, como dijeron, sí, pero de una obra pública fallida, de un desperdicio.
HEMOS leído en la prensa (concretamente, en un informe de Joaquín Benítez publicado en el Diario) que en Navantia de Cádiz fueron reparados 39 cruceros en 2023, de los que 12 eran de grandes dimensiones. Eso demuestra la especialización del astillero gaditano, que no hace tantos años languidecía sin carga de trabajo. En diciembre, se publicó que Dragados Offshore necesita más suelo para su planta de Puerto Real. Le pidieron a Teófila Martínez, como presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, 84.803 metros cuadrados para ampliar sus instalaciones. ¡Qué envidia para Manuel Vizcaíno! ¿Cuántos estadios nuevos podría construir en ese suelo, o en los terrenos de Delphi que ha inscrito el Cádiz CF como propios?
DESPUÉS de Rafael Alberti y José María Pemán, que eran de otra generación anterior, el escritor gaditano más importante del siglo XX es Fernando Quiñones. Desde el pasado noviembre, y hasta diciembre de 2024, se conmemora un año de homenajes a Quiñones, al cumplirse los 25 años de su fallecimiento. Debería servir para ponerlo en su pedestal, que es el de un gran escritor. Quizás injustamente minimizado en su posteridad por diversas cuestiones, entre ellas que se le suele mencionar como escritor chiclanero o escritor gaditano; y, siendo verdad, se le queda corto, porque simplemente era escritor. Tampoco le beneficia su campechanía, y que en Cádiz lo conocía todo el mundo. Una cercanía que parece impropia de los genios. Pues se supone que un genio debe estar oculto en la lámpara (o donde sea) y salir poco.
FLUYE el tiempo, que marca su propio ritmo, quizás el único que realmente existe. Al terminar las fiestas navideñas, en Cádiz no se sube la cuesta de enero, ni la gente se distrae demasiado con las rebajas, sino que vuelve sus ojos hacia Onda Cádiz TV y Canal Sur, o sintoniza las emisoras de radio (eso era lo más clásico) para seguir el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas en el Gran Teatro Falla. Desde anoche se ha abierto una cuaresma profana de coplas, con un concurso que se prolonga durante un mes, más el epílogo en las calles, que es el verdadero Carnaval del calendario. Los más aficionados dicen que por fin ha empezado lo bueno. Y los más derrotistas que esto es el opio de Cádiz. Probablemente, no sea lo uno, ni lo otro. Pero afronta un año especial.
EL Ayuntamiento de San Fernando comprará el cine Alameda para reconvertirlo en auditorio. Parece un Ayuntamiento rico, porque justo en el Black Friday aprobó la construcción de dos estadios (el de Bahía Sur, que será remodelado para el fútbol, y el de Camposoto, para atletismo) por importe de 15 millones de euros. Construir dos estadios por 15 millones recuerda viejos tiempos, cuando no se redondeaba todo. Consideren que la remodelación del edificio de Valcárcel, para trasladar la facultad de Ciencias de la Educación desde Puerto Real, iba a costar 40 millones (o ya serán 50 millones, porque suben los millones cada trimestre). Y, con ese dinero, en San Fernando, construirían seis estadios, como poco. A ver si aprendemos para el pabellón Portillo, que también lo van a reconstruir en Cádiz.