EN este país no se habla de otra cosa. ¿De los indultos y de Marruecos? No, de la luz y las vacunas. Mientras madrugan para poner la lavadora, en este país, en esta autonomía, en esta provincia y en esta ciudad todos y todas se han convertido en unos expertos en vacunas. Vas en el Cercanías de Cádiz a Jerez o viceversa (en el tranvía de Chiclana no, porque no funciona) y la gente comenta: “Pues yo estoy vacunada con AstraZéneca en segundas dosis”. Y el otro le contesta: “Pues yo me puse la de Pfizer, por no dejar a mi Manoli viuda”. Y entonces se entromete el gachó a quien nadie le ha preguntado, y dice: “Pues a mí, por mi edad, me la pusieron de Moderna. Aunque yo soy tan antiguo que estuve en 1949 en la inauguración del Teatro Andalucía, vimos una zarzuela muy bonita”. Y luego todos se cuentan sus efectos secundarios.

COMO este Gobierno está plagado de intelectuales, han tenido en cuenta a Ortega y Gasset. Este gran filósofo es popularmente conocido por dos cuestiones: su Teoría de que los andaluces son flojos por naturaleza y que “yo soy yo y mis circunstancias”. El Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez (hay otro PSOE) y de Unidas Podemos (que aún existe) se supone que está para defender a las clases trabajadoras y sacudir a impuestos a los capitalistas, pero al final siempre se los pagan los trabajadores, a las que el Gobierno considera ricos, en contraste con los pobres, que están parados o intentando cobrar el ingreso mínimo. Así ahora resulta que el recibo de la luz es “el recibo de la luz y sus circunstancias”. Vamos a pagar la electricidad a precio de oro. Aunque el Gobierno anuncia una ley para reducirla un poquito, por disimular.

LA playa de la Victoria y el Paseo Marítimo de Cádiz han entrado en una dinámica de peligro para las tardes y noches de verano. Se ha convertido en el nuevo botellódromo de la ciudad (y gran parte de la Bahía), sobre todo los fines de semana. Está llegando a un nivel alto de utilización que será imparable si no se frena ya. Lugares como los bajos del hotel Playa Victoria y la entrada principal se han convertido en la zona VIP de las reuniones juveniles, cada vez más concurridas. El fenómeno es semejante (a escala gaditana) a lo que sucede en Barcelona, donde las playas eran tomadas la Noche de San Juan y se quedaban cochambrosas; pero ahora todas las noches de fines de semana son sanjuanistas. El problema no es sólo pandémico, que también, sino que afecta al ecologismo gaditano, aquel que acabó con las barbacoas.

SERÍA muy triste que se pierda la oportunidad de construir el nuevo Hospital de Puntales, y sólo sirva para la enésima disputa entre PSOE y PP. Los dos partidos tienen motivos para callarse, pero más nefasta ha sido la actuación del PSOE. Es verdad que el PP incluso acudió al solar con pancartas de “Juanma lo haría”, y todavía no ha hecho nada, aunque insistan en que la construcción del hospital está incluida en el proyecto de los fondos Next Generation. Aún así, lo del PSOE ha sido mucho peor, ya que Manuel Chaves lo prometió en 2004,con una inversión estimada en 180 millones, y desde entonces tuvieron 15 años de gobierno en la Junta de Andalucía y no hicieron nada. Fue prometido en 2004; es decir, en los años del boom inmobiliario, que se intentó aprovechar con una operación especulativa en la que se implicó a la Zona Franca.

ES una curiosidad que el concejal de Movilidad de Cádiz, Martín Vila, de Unidas Podemos (sobre todo de unidas de izquierda) hable como si fuera de centroderecha. El poder contribuye a resituar un poco. No es lo mismo gobernar que quejarse de los gobernantes. Así que Martín Vila ha declarado sobre los autobuses urbanos de Cádiz lo mismo que diría un concejal del PP o de Ciudadanos, si estuviera al frente de la movilidad gaditana. Criticar el servicio de autobuses de Cádiz es una memez, ya que el funcionamiento es bastante aceptable. Y, como ha indicado Martín Vila, es más barato que la media nacional. Eso se puede comprobar viajando, que es la mejor vacuna contra el catetismo. Viajando se conoce mundo. Antes los mozos conocían mundo al hacer la mili, cuando los mandaban de zapadores de montaña a los Pirineos, o de marinos a Cartagena. Ahora a los quintos los hubieran mandado a Ceuta, para impresionar.