CON las guerras pasaba eso: primero destrozan todo y luego empiezan la reconstrucción. Después de la guerra civil implantaron las cartillas de racionamiento para aliviar el hambre en los años de posguerra. Después de la pandemia (o incluso antes de que acabe) quieren implantar el carné del vacunado. No sería para que te den leche en polvo o patatas, para eso ya están Cáritas y los comedores sociales, sino para viajar. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, ya ha pedido que se apruebe el carné de los vacunados. Así los madrileños y los bilbaínos, incluso los ingleses y los alemanes, podrían venir a Chiclana y a Rota, a Conil y a Tarifa, a El Puerto y a Zahara de los Atunes, también a Cádiz y a Jerez, que tienen sus hoteles arruinados. El vacunado, cuando se inmunice, podría viajar a donde le salga de los colchones.

AUNQUE ahora se intenta negociar una alternativa que no sea traumática, las intenciones de Airbus ya habían sido expresadas públicamente: cerrar la factoría de Puerto Real. En estos momentos, hace falta un acuerdo para salvar el máximo empleo posible. Y ojalá continúe activa la factoría de Puerto Real, a la que pusieron la cruz, tras encumbrarla. Fue elogiada como su planta estrella en la provincia de Cádiz. Allí se quedó, en 1988, la herencia de Construcciones Aeronáuticas, cuando salió de la capital para ir a Puerto Real y dejaron los terrenos baldíos de Puntales. Eran los años en que todo lo que había en Cádiz se iba a Puerto Real: la Aeronáutica con sus trabajadores, el campus principal de la Universidad… Hasta este Diario se fue a Puerto Real, con sus redactores y sus autobuses, si bien volvió poco después a la capital. Lo que se llevaron a Puerto Real ha tenido sus más y sus menos. Ahora casi todo está a la espera de un milagro de la Virgen de Lourdes, que es su Patrona.

AUNQUE no hay turistas como los de antes, la vida sigue como si los hubiera. También esto pasará, y volverán los viajes de siempre. La guía Lonely Planet (a la que se suele calificar como prestigiosa, aunque en sus orígenes era para trotamundos y no para viajeros de cinco estrellas) ha considerado a la Ruta de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz como la mejor de Andalucía, por delante de Granada y su Sierra Subbética, y también de la Alpujarra y Sierra Nevada, de la Costa de Almería y de todo lo demás. La Ruta de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz fue la más votada, y goza de una excelente imagen de marca. Es un destino al que no le hace falta la propaganda de Fitur, ni de ninguna guía, para que acuda la gente en masa.

ALGUNAS personas con sentido común (en Cataluña lo llaman seny y ya no existe, aquí escasea) van diciendo por las esquinas: “¡Vaya con la estrategia de vacunación! No la entiende nadie”. Y es que empezaron quejándose por los militares y los concejales que se colaban, y les quitaban las vacunas a los viejecitos, que se iban a morir por culpa de esos corruptos. Y ahora resulta, según las estadísticas de la Junta, que ya han vacunado a casi todos los mayores de 80 años, pero son pocos los vacunados entre los 70 y los 79 años. Y lo más sorprendente: hay más vacunados de entre 60 y 65 años que entre 65 y 69 años. Estos últimos son los más perjudicados.

NO se puede decir que el Ayuntamiento de Cádiz le haya declarado la guerra al gremio de los taxistas con la nueva ordenanza que preparan. Decir eso sería exagerado. Pero sí que les están buscando las cosquillas. Hay una cuestión de fondo: el gremio de los taxistas gaditanos es uno de los mejores de este país. En casi todos los rankings de los consumidores sale que el taxi gaditano está entre los tres más baratos de España. Tampoco se les acusa, como en otras ciudades, de dar rodeos para encarecer la tarifa a los guiris. Verdaderamente, en Cádiz, pocos rodeos se pueden dar. Pero se trata de un servicio que no es conflictivo. Y que ha sufrido la pandemia, como sucede con otros profesionales.