ADEMÁS de inútiles, equivocados y mentirosos, ha resultado que son anticadistas. A esos gachós no les falta un detalle. El doctor Fernando Simón y el ministro Salvador Illa han criticado las celebraciones del ascenso del Cádiz. Hasta ahí normal, porque no sólo han sido criticables, sino motivo suficiente para destituir al subdelegado del Gobierno, José Pacheco, por no montar un plan de prevención eficaz para evitar una concentración tan previsible. Pero se les ha visto el plumero en las palabritas. El ministro Illa dijo: “No me ha gustado nada la celebración del Cádiz”. Y lo de don Simón fue peor, porque dijo: “Si el Zaragoza asciende lo celebraré de otra manera. No me voy a juntar con maños”. Se le ha notado la envidia, como a algunos comentaristas de Vamos y Gol Televisión. Es que esos detalles se notan, tíos. Es mejor ponerse la camiseta de tu equipo.

EL ascenso del Cádiz a Primera no debería servir de tapadera para minimizar el incendio del pasado sábado en Santa Bárbara. Es un suceso muy grave, cuya responsabilidad directa es de los autores, sea o no fortuito; pero la indirecta es del Ayuntamiento de Cádiz, y de su alcalde Kichi. Este asunto tiene muchos aspectos a debatir. Para empezar ha quedado destruido parcialmente un mirador que forma parte del patrimonio de la ciudad. Fue una de las obras más polémicas de Teófila Martínez. ¿Se pudo construir algo mejor? La respuesta es sí. A casi nadie le gusta. Pero en ningún caso justificaría que imiten a Nerón en Roma. Tras el incendio, hay que reconstruirlo o hacer algo diferente. ¿Y qué pasará? Quemado no se puede quedar.

EL Cádiz ascendió al filo de la medianoche, al modo del Cádiz más Cádiz. De rebote, sin jugar, y sin bajarse del autobús. Lo había tenido en los pies la noche del sábado en Carranza, ante el Fuenlabrada, y no lo aprovechó. Pero los tres primeros perdieron en esta jornada. Gran favor del Oviedo en Zaragoza. El Oviedo, que frustró un ascenso del Cádiz a Segunda y que cinco años después lo ha compensado. Si nos fijamos en la temporada, el desenlace es justo. El Cádiz ha sido líder durante más jornadas y lo era cuando suspendieron la Liga del coronavirus.

EL 11 de julio de 2010, España ganó el Mundial de fútbol en Sudáfrica. Un gol de Iniesta, en la prórroga, le dio la victoria ante Holanda. Fue una noche memorable, como se suele decir, celebrada en todas las ciudades y pueblos de España. Como se celebraban entonces las cosas: sin mascarillas y sin distancias, totum revolutum, y algunos con copitas de más, y bañándose en las fuentes, en vez de ducharse en casa. Tiempos primitivos y peligrosos, cuando los virus no estaban debidamente identificados. Dicen algunos entendidos en la materia que, gracias a aquel acontecimiento histórico, aumentó la natalidad nueve meses después. Pero es una leyenda urbana, como otras. Fue una fiesta, eso sí, y cuando han pasado diez años, ¡hoy vuelve a ser 11 de julio! Y puede haber otra fiesta en Cádiz… O no, depende.

FUE utilizada por Francisco Franco Bahamonde, como otras cosas que tan bien manejan ellos. TVE fue fundada en 1956. Radio Nacional de España existía antes, desde 1937, y difundía los partes del régimen en la posguerra con los diarios hablados. La televisión y el Seat 600 blanquearon la imagen de la España del franquismo que se modernizaba. Se podría decir que, en la cultura del rebaño, la televisión funcionaba como la voz del pastor. Con la ventaja de tener una credibilidad adicional, ya que la gente lo asumía como dogma de fe. En 2020, con Rosa María Mateo en el aparato, TVE no es tan diferente. Sirve para apuntalar al régimen, para poner voz a los nuevos pastores del rebaño.